Este club ya no es lo que era. Antes se fichaba gente guapa, incluso se echaba a un entrenador porque su perfil no era el de Brad Pitt en Troya, aunque luego hubiera que pagar una larga travesía por el desierto debido al desatino. Había estética: Beckham, Zidane, Figo, Raúl, Guti... y luego se llevaba al terreno de juego: fútbol estilizado, belleza sin par y Adonis sobre botas.
Pero las cosas han cambiado. Florentino ha dejado las riendas a un entrenador y aunque éste intenta emular a George Clooney, sus fichajes ya no son dignos de entrar en la pasarela. Consecuencia: se juega más feo y la vista ya no se regodea en el fútbol. Item más: las chicas comienzan a mirar a otro lado. Hay remanentes del florentinismo, sí, pero son dudosos: Canales es demasiado perfecto, con rasgos de niña; Cristiano es como él, pero al cuadrado, y además va de listillo. Nada, esos no ligan. Pedro León es como Míchel en gordo, y el único que mantiene el tipo es Casillas.
Del resto, mejor no hablar: a Khedira sólo le falta el parche en el ojo para que te ponga la serpiente en los hombros y te haga una foto; Ozil va persiguiendo al Correcaminos a toda velocidad, con los ojos por delante de las garras; Di María va a echar a volar en cualquier momento cual Dumbo enflaquecido cualquiera, y Pepe busca el anillo para convertirlo en su tesooooro, para luego colgarse boca abajo en la cueva. Ninguno paseará a Calvin Klein.
Así que no es de extrañar que este Madrid haya convertido su juego volátil de seda en fútbol mecanizado de resultado fiable, bello como una tuerca. El Real estético se ha convertido en un Real práctico, así que las camisetas que van a vender son una o ninguna y, lo peor, es que aunque salgamos con ellos no nos vamos a comer un colín. Otro año más. Y van...
¿El Atlético? Sin comentarios.
