Tras poner en duda las previsiones de recuperación económica barajadas por el Gobierno de España, el Fondo Monetario Internacional también ha empezado a cuestionar los objetivos de reducción de déficit planteados por Moncloa. Según ha insistido desde Washington José Viñals —ex «número dos» del Banco de España y ahora director de Asuntos Monetarios y Mercados del FMI— se le puede llamar «plan B o le puede llamar de otra manera» pero el Ejecutivo español debe estar preparado para acometer ajustes adicionales con el fin de cumplir el objetivo marcado de un déficit del 6% para 2011.
De acuerdo a las advertencias realizadas por Viñals como prólogo a la cumbre de otoño del FMI, España tiene que actuar con premura porque los mercados en las actuales circunstancias tienen «tolerancia cero» hacia los incumplimientos de reducción del gasto público. Según ha retirado Viñals, «lo fundamental es la cifra, porque los mercados se han centrado en eso y es muy importante que los mercados no vean que sus expectativas no se ven corroboradas por los hechos». De lo contrario, España verá como aumentan sus dificultades para financiarse a unos costes razonables en los mercados internacionales de capital.
De acuerdo a las últimas previsiones publicadas por el FMI, España terminará el 2010 en recesión, con una contracción de su PIB del 0,3%. Y para el 2011, las estimaciones de crecimiento se limitarán a un raquítico 0,7%. Cifra que supone casi la mitad de las estimaciones barajadas por el Ejecutivo español. Según Viñals, ante el compromiso del 6% y unas perspectivas económicas no tan optimistas «lo importante» es que el Gobierno de España se prepare para «actuar de forma complementaria con las medidas correctoras necesarias».
Desde la perspectiva del FMI, Viñals ha reiterado que «no hay alternativa, de lo contrario, España tendría graves problemas y tanto las empresas como las familias se verían afectadas negativamente». Con una trinidad de condiciones para que España pueda volver a la senda del crecimiento económico: aplicación de la reforma laboral, cumplimiento escrupuloso de los comprometidos objetivos de reducción del déficit y profundizar en la reforma del sistema financiero.
Todas estas advertencias coinciden con lo planteado esta semana por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Con insistencia en que el Ejecutivo del PSOE debe empezar a diseñar un plan de contingencia con alternativas viables para corregir a tiempo un sospechado aumento en los números rojos presupuestarios de España.
Por su parte, el Ministerio de Economía ha dejado saber que no contempla formular un plan alternativo de ajuste acorde con una ritmo mínimo de recuperación económica en 2011. Según han insistido altos cargos socialistas no hace falta un «plan B »porque las previsiones de crecimiento que maneja el Gobierno son «realistas y equilibradas», además de haber empezado a cumplirse. Sin comparación posible en el contexto europeo, el FMI atribuye a España una tasa de paro para este año del 19,9%, y un 19,3% para el que viene. Según el director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, la actual crisis no habrá terminado «hasta que el índice del desempleo decrezca de manera significativa», lo cual no es un escenario inminente en Europa y Estados Unidos.
Alemania sube los sueldos
Y mientras las dudas de los organismos internacionales chocan con las previsiones del Gobierno, Alemania ya saca pecho con su recuperación. El ministro de Economía, Rainer Brüderle, propuso ayer que, ante la pujanza de la economía alemana, los trabajadores se vean recompensados con «fuertes subidas salariales». según declaró al diario «Hamburger Abendblatt». Brüderle puso como ejemplo el acuerdo alcanzado en el sector del acero, donde patronal y sindicatos pactaron un incremento salarial del 3, 6%.







