
TELECINCO
Atiende el teléfono un hombre destrozado. Es Ignacio Santander, padre de la mujer que ocupó el corazón del desdichado Antonio Puerta, el agresor de Jesús Neira, durante sus últimos meses de la vida. Los sollozos a veces entrecortan sus palabras, pero el mensaje está claro: hay una tercera víctima en esta mala historia, y es Violeta Santander: «Ella está muy mal, ha querido morirse y está ingresada en la unidad mental de un hospital del que tardará meses en salir. Han dejado a una enferma para toda la vida». Ignacio no quiere ni oir hablar del profesor, ingresado de nuevo por un derrame cerebral en el Hospital de Puerta de Hierro y cuyo parte médico a última hora del día de ayer era: «Intubado, inconsciente y con pronóstico reservado».
A Ignacio, las palabras le salen a borbotones. «Yo no le deseo que se muera, el pobre es una víctima de sus propias circunstancias, y si hubiese dicho la verdad en su momento hasta habría ido al hospital el primer día a darle un abrazo; pero Neira es un mentiroso. Un impostor, un soberbio y un prepotente, además de, paradojas de la vida, un machista que va hablando por ahí de revolcarse con señoras. La próxima vez que nombren a alguien en el Observatorio de la Violencia de Género que tengan un poco más de ojo y coloquen a alguien más preparado, y no a un monstruo, que encima ha mordido la mano que le ha dado de comer».
«¿De héroe a villano?», se pregunta a sí mismo. «Siempre ha sido un villano. Ese señor no está mal de ahora —aclara—; está mal de toda la vida. Él sí que es un violento. Que le pregunten a su propia madre, y a su primera mujer. O que se remitan a las hemerotecas, que allí encontrarán su pasado», recomienda.
No puede evitarlo, no puede callar, dice que toda esta historia de Neira le ha costado a él su propia separación matrimonial. «¿Cómo voy a perdonarle? Este señor es un falso y un cínico. Él sí que es una basura, una mala persona que miente como un bellaco, y no mi hija, que si ha ido a la televisión ha sido para defender la verdad». «Había que verle cuando salió del hospital haciendo publicidad de una marca de cerveza... Que diga que tenía ya una válvula y que estaba tomando Sintrom...».
Abandono familiar
Para él, la única persona que ha ayudado a Puerta en su vida es su hija. «Violeta a veces incluso le daba dinero para comer. Porque su familia le abandonó. Ni Isabel Puerta, la hermana que salía el otro día en la tele, ni Luis fueron a verle jamás. Con todo el dinero que tenían, que había que ver la colección de Rolls Royce que tiene el avaro del padre...».
«En cambio ella tuvo que pedir un préstamo para ayudarle, aunque eso fue antes de que estallara todo esto. No le han dado ni las gracias», aclara, presa de la indignación. «Puerta se equivocó, pero mi hija tenía derecho a quererle. Antonio no era tan malo, también podía ser un caballero».
A Violeta, asegura, le quedan muchos meses de estar internada por una fuerte depresión. «Está muy delgada y sedada, porque ha querido morirse. No sé ni cómo fue al entierro. Han dejado a una enferma para toda la vida. ¿Cómo no va a estar mal la chica después de dos años escuchando insultos en los medios, que la han tratado como a una basura? Han llevado a mi hija a la hoguera, como a Juana de Arco», concluye.






