El único de los pronósticos que sí se cumplió ayer con la remodelación de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue la salida de Celestino Corbacho del Ejecutivo, salida que no se ha visto «compensada» por ninguna incorporación del socialismo catalán. El PSC de José Montilla, en horas bajas a las puertas de unas elecciones autonómicas en las que tienen todas las de perder frente a CiU, no pudo imponer el relevo de Corbacho por Maravillas Rojo, secretaria de Estado de Trabajo y ex regidora del Ayuntamiento de Barcelona además de economista acreditada del PSC de Barcelona.
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Corbacho, poco antes de despedirse de la cartera de Ministro de Trabajo
Finalmente se impuso la candidatura del también desconocido Valeriano Gómez, afiliado a UGT durante 17 años. Ha pesado más para Zapatero reconducir la relación con los sindicatos que mantener el compromiso con el PSC de José Montilla.
De hecho, los socialistas catalanes se habían negado a apuntar la posibilidad de un relevo de Corbacho pactado con la sede de la calle Nicaragua desde que el ya ex ministro de Trabajo confirmó su abandono del Gobierno para concurrir a las próximas elecciones catalanas como número tres de Montilla. Pero en las últimas horas pujaron con fuerza por la candidatura de Rojo.
Chacón, poco implicada
La titular de Defensa, Carme Chacón, se convierte así en la única representante del PSC en el Gobierno, una representante con peso específico en el Ejecutivo de Zapatero pero a la que hace tiempo se le recrimina su poca implicación con el socialismo catalán y su frialdad con el Gobierno de Montilla durante estos años de fricciones a cuenta del desarrollo del Estatut.
«No es que estemos tristes porque en el Gobierno tenemos una presencia muy calificada, que es la de Carme Chacón», aseguró pese a todo el portavoz del partido y viceprimer secretario, Miquel Iceta. «Lo que nos interesaba no era que pusieran un ministro catalán de medio marino, sino tener un magnífico Gobierno para afrontar el final de la legislatura», añadió en declaraciones a Catalunya Ràdio. Durante esta legislatura, los socialistas catalanes han ejercido dos carteras, la de Defensa, y la de Trabajo e Inmigración, dos materias que han tenido una gran atención mediática, sobre todo a causa de la crisis económica.
Pese a que el PSC pierde peso, la dirección socialista insistió en recalcar que las relaciones entre la cúpula del PSC y Ferraz siguen siendo fluidas. «Siempre hemos tenido una relación magnífica, en absoluto» hay problemas, recalcó la secretaria de organización del PSOE y nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín. «El PSC no se entiende sin el PSOE y el PSOE sin el PSC», añadió Pajín, quien recalcó que Ferraz está plenamente implicado en la campaña catalana. «Todo el PSOE está volcado en lo más importante para Cataluña, que son las elecciones. Nos sentimos muy cómodos y lo daremos todo».
Las excusas de PSC y PSOE no convencieron al resto de los partidos catalanes, que se apresuraron a señalar la pérdida de peso del socialismo catalán en el peor momento, a un mes y medio de unos comicios cruciales.
El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, restó importancia a la remodelación subrayando que «el problema» del Ejecutivo no es «de caras», sino de la política económica e hizo hincapié en el descenso de la presencia de ministros catalanes en el nuevo Gabinete. Ridao consideró que es «el segundo recorte» que lleva a cabo el jefe del Ejecutivo con respecto a Cataluña: «el primero fue el Estatut y ahora la presencia de ministros catalanes». Los votantes socialistas en Cataluña, añadió Ridao, deberían tomar «buena nota» del hecho de que el PSC se ha hecho «casi invisible» en el Gobierno.
La presidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho, consideró «evidente» la pérdida de peso del PSC, que «ya no tiene fuerza» en el Gobierno. Lamentó que Zapatero «ya no apueste por políticos catalanes» y aseguró que «el único cambio que quieren los españoles en el Gobierno» es la salida del propio Zapatero. Por su parte, el número dos de CiU, Josep Duran Lleida, lamentó también que Chacón se convierta en la única representante catalana en el Gobierno y que además ocupe una cartera, la de Defensa, que no es «de las que más interés ha tenido ni histórica y actualmente».
