VALENCIA
Gran parte del patrimonio arquitectónico valenciano pertenece a particulares o empresas privadas, sobre las que recae la responsabilidad moral, más que legal, de conservar este legado para las futuras generaciones. Ésta es sin embargo una tarea a menudo compleja y costosa, que no todos los propietarios están en disposición de asumir. Un caso ejemplar de recuperación patrimonial es el que ha llevado a cabo el Banco Santander en el edificio que la entidad posee en la calle Pintor Sorolla de Valencia, sin duda uno de los inmuebles más representativos del barroco-rococó valenciano.
Vergara y Benlliure
Tras un proceso de remodelación de dos años, coordinado por el arquitecto valenciano Ximo Sanchís, se le ha devuelto el esplendor del siglo XVIII al edificio, pero también a las pinturas y relieves escultóricos que atesora en su interior, firmadas por artistas de la talla de José Vergara o Manuel Benlliure. Otra de las pequeñas «joyas» del inmueble es la profusión de azulejos valencianos de la época.
El Palacio del Marqués de Huarte o de Penalba fue construido alrededor de 1760 para Vicente Fernández de Córdoba y Valderama, conde de Penalba, aunque más tarde pasó a los marqueses de Huarte. Su construcción corresponde a la tipología de casa solariega del XVIII, definida por su escalera central —el elemento más valioso del inmueble, de estilo imperial con marcado carácter valenciano— y por la ubicación de un patio en el fondo posterior.
El edificio ha tenido diversos usos a lo largo del tiempo; comenzó siendo un palacete y a mediados del siglo XX fue ocupado por el Colegio de Arquitectos. En 1975, el Banco Urquijo compró el inmueble después de terminar las últimas obras de remodelación, que se llevaron a cabo en 1970. Finalmente, Banco Sabadell adquirió el inmueble en 2006 con el objetivo de convertirlo en la sede corporativa de la entidad.
