Economía

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El Estado del «Malestar» Social

El fantasma de los recortes sociales recorre europa provisto de afiladas tijeras. la tensión está servida

Día 31/10/2010 - 03.19h
ÓSCAR T. PÉREZ
Corren malos tiempos para las conquistas sociales. El modelo social europeo está amenazado, en peligro. Los abultados déficit públicos contraidos durante esta crisis están haciendo tambalear los pilares del Estado del Bienestar, tejidos minuciosamente en Europa durante los últimos sesenta años. Tras el plan de rescate del euro aprobado en mayo por 750.000 millones y con los déficit al alza en toda Europa, los recortes han ido uno detrás de otro y en la misma dirección: salarios públicos, ayudas sociales, pensiones... Y el ajuste no parece haber terminado. ¿Hasta donde llegará la tijera?, cabe preguntarse mientras los recortes alimentan la tensión en las calles de toda Europa.
ESPAÑA. Despido más fácil y barato, menos pensión y...
Los ajustes impuestos desde Bruselas para reducir el déficit público en un país que avanza sin pausa hacia el envejecimiento de la población, que registra unas tasas de paro vergonzantes e insostenibles y un nivel educativo y formativo que está entre los más bajos de Europa plantean serias dudas sobre el futuro del Estado del Bienestar en España, desafiado por una fuerte crisis... y un déficit público superior a cien mil millones. Los avances sociales labrados durante 30 años de democracia en España se ven hoy fuertemente desafiados por una crisis que pone en tensión la sostenibilidad de sus cuentas públicas y, en última instancia, la propia pervivencia de los avances sociales.
El compromiso contraído por el Gobierno de Rodríguez Zapatero de recortar adicionalmente el gasto público en 5.000 millones de euros este año y en 10.000 millones en 2011 ha llevado al Ejecutivo socialista a meter tijera en el sueldo de los funcionarios, a congelar las pensiones y a suprimir de un plumazo ayudas sociales concedidas con fines electorales como el cheque bebé o la deducción de 400 euros, a lo que se una una reforma laboral que no ha contentado a nadie. A unos, por escasa, y a otros, por extensa. Una reforma que entró de lleno en tabúes como el despido, que facilita y abarata y que allana el camino para una reforma de la negociación colectiva permitiendo el descuelgue salarial. Sin olvidar una reforma de las pensiones en ciernes que a buen seguro recortará prestaciones y endurecerá los requisitos para el acceso y el cobro con la finalidad de apuntalar la sostenibilidad del sistema a futuro.
GRECIA. Esquiva la bancarrota con mermas sociales
Fue la primera economía que se vio forzada a tomar drásticas medidas tras un histórico rescate europeo que puso en jaque a la moneda única. Los mandatarios de los 16 países de la zona euro se comprometieron a conceder 80.000 millones de euros, mientras que los otros 30.000 millones provendrán del Fondo Monetario Internacional. A cambio la economía más endeudada de Europa con un déficit público disparatado tuvo que poner en marcha un drástico plan de ajuste, que también incluyó importantes recortes del gasto social. Para reducir su déficit, que en 2009 subió al 13,6% del PIB, hasta el 3,6% en 2013, el Gobierno griego recortó el sueldo a los funcionarios, y se comprometió a detener las contrataciones públicas y a congelar los salarios en el sector privado durante tres años. Al igual que otras economías vecinas, también recortó las pensiones. Todo con el objetivo de esquivar la bancarrota, que no las protestas en las calles, que fueron masivas.
FRANCIA. Siete huelgas contra la reforma de pensiones
En Francia, el Estado providencia está en crisis grave desde hace más de veinte años, víctima de un crecimiento galopante del gasto público y la deuda nacional. Nicolas Sarkozy fue elegido presidente (2007) para «romper» con el «inmovilismo» de izquierda (Mitterrand) y derecha (Chirac), percibido históricamente como el «motor» esencial de una grave crisis de identidad de Francia. Durante los primeros doce meses de su mandato, Sarkozy comenzó con relativo brío un primer proceso de reformas, destinadas a consumar lo esencial de las promesas electorales: reducir la deuda y los déficits, sin subir los impuestos.
El estallido oficial de la crisis internacional, el verano del 2008, confirmó precipitadamente que, en verdad, Sarkozy se estaba quedando muy corto en las reformas, cuando Francia volvía a recurrir a las viejas recetas nacionales para combatir la crisis: más gasto público, más deuda, más déficits...
Tras un año de titubeos y promesas de recorte del gasto, mañana, mañana, siempre, la gran reforma del sistema nacional de pensiones, está siendo un paso importante en el proceso de reforma y contención prometida del gasto público. Sin embargo, una mayoría significativa de economistas, no solo liberales, estiman que, en verdad, la reforma francesa del sistema nacional de pensiones quizá se haya quedado corta, ante la magnitud colosal de los problemas pendientes. Algo que no comparten en modo alguno los sindicatos. Desde el pasado 12 de octubre han convocado siete huelgas generales contra el Gobierno de Sarkozy en 2010. Ese primer día montaron la manifestación más multitudinaria de este año en Francia: 1.230.000 asistentes según la policía, más de tres millones según los organizadores.
Ante las exigencias alemanas, crecientes, desde hace meses, Nicolas Sarkozy ha concertado con Angela Merkel un proyecto de restauración de la disciplina europea que pudiera utilizarse, en Francia, para intentar restaurar el abandonado o empantanado proyecto de «ruptura con el inmovilismo». Los optimistas piensan que Sarkozy volverá más tarde o más pronto a la «senda» del rigor presupuestario. Los pesimistas temen que Francia sigan «chutándose» con deuda y déficits. Mientras el euro aguante.
REINO UNIDO. El mayor ajuste desde la II Guerra Mundial
El Estado del Bienestar sufrirá un fuerte adelgazamiento en el Reino Unido a raíz de los drásticos recortes anunciados por el Gobierno la pasada semana, los mayores desde la Segunda Guerra Mundial. La reducción del gasto público en 95.000 millones, con el fin de bajar el déficit público de su casi 11% actual al 3% al final de cuatrienio, afectará singularmente a las prestaciones sociales. A éstas se les aplicará el tijeretazo en 21.000 millones de euros, lo que supone un descenso del 12%.
En concreto, se eliminarán las ayudas por hijo para las familias con uno de los padres con ingresos superiores a los 50.000 euros al año, lo que afectará a 1,5 millones de hogares. Esto se aplicará a partir de enero de 2013, con un ahorro para el Estado de 2.870 millones de euros.
Otro recorte es la reducción de la ayuda por incapacidad laboral, que ahora es ilimitada en el tiempo mientras no se encuentra trabajo y que se dejará de percibir al cabo de un año en el caso de que se tengan bienes o cónyuge con trabajo. Esto ahorrará 2.300 millones de euros. La edad de la jubilación se retrasará hasta los 66 años a partir de 2020, adelantando con ello la medida seis años.
Otras medidas son el despido de 500.000 trabajadores públicos y una reducción del 19% en el presupuesto de los distintos ministerios, más drástico en el Tesoro (33%), Medio Ambiente (29%) y Empresas (25%), mientras que Sanidad, Educación y ayuda al desarrollo mantendrán su gasto en términos reales a lo largo de la legislatura.
ALEMANIA. Ayuda para internet en vez de para tabaco
Alemania recorta para no ahogarse el legendario Estado del Bienestar, levantado por los democristianos hace 60 años, y basado en un modelo de economía social de mercado llamado «capitalismo renano». «No es ahorro», insiste el ministro de Hacienda, «es dejar de gastar lo que no tenemos», respecto a los 80.000 millones de recortes en cuatro años para equilibrar las cuentas del estado.
La población alemana va a reducirse entre 12 y 17 millones en los proximos 50 años, según Eurostat, cuando el mayor país de la UE será superado por Francia y Reino Unido. Distintos informes aseguran que debido a ello el presente Estado del Bienestar no será pronto sostenible. Y contra las alertas antiliberalizantes, los economistas confirman que, lo que no ha dejado de crecer en el último medio siglo, habría sido el papel del estado y la deuda pública, que en estos momentos es la más alta de su historia moderna. Al tiempo, en el último ejercicio la población dependiente de la ayuda social, 1,2 millones, ha vuelto a verse incrementada en un 6,2%.
Un problema del envidiado sistema, según el Instituto de Investigación sobre el Empleo de Nüremberg, es que «quien entra en su sistema de beneficios, difícilmente logra ya escapar a éste». Y no sólo porque hasta ahora incluyese bonificaciones para comprarse el tabaco y pagarse la cerveza, que el Gobierno quiere cambiarlo por un derecho de acceso a internet. 6,7 millones de alemanes (de los 1,7 millones son niños) están en el programa de ayuda para desempleados, llamado Hartz IV, y por el que los adultos reciben 360 euros y los niños entre 215 y 287 euros. El Gobierno acaba de aprobar un aumento general de cinco euros en 2011, tras una protesta de inconstitucionalidad y una tarjeta infantil que proporciona acceso a servicios educativos y recreacionales.
Pero algo similar sucede con la política familiar, cuyas ayudas a la madre consiguen en realidad alejarla para siempre del futuro profesional para el que se formó. La principal área de retraso en el Estado del Bienestar alemán es la escasez de guarderías. Y cuando una familia se rompe, las madres apenas son reintegrables y sobre todo los niños quedan en precariedad y dependientes de la ayuda social.
Pero Alemania tiene un déficit fiscal de 86.000 millones y el Gobierno, diciendo preferir recortes a subir impuestos, se ha embarcado en un plan radical de redución general del Estado del Bienestar, criticando especialmente la proporción coste/eficacia del sistema de oficinas de empleo. «El Estado del Bienestar tiene que ser antes que nada sostenible y no una carga», dice el ministro principal de Baviera Horst Seehofer.
La reducción de gastos afecta a todos los departamentos y negociados, incluido el fin del servicio militar obligatorio, y salvo educación, investigación e infraestructuras: «Es fundamental reajustar el equilibrio entre inversión en el futuro y ayuda social presente», aduce Merkel, argumentando que el bienestar no sólo puede aumentar de precio sino, antes que nada, en eficiencia.
Información de Emili J. Blasco, Juan Pedro Quiñonero, Belén Rodrigo, Ramiro Villapadierna
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