Las críticas que la oposición lanzó tras el anuncio del Gobierno catalán de ofrecer contratos de formación para los jóvenes conocidos como «ni-ni», que ni estudian ni trabajan, se han recrudecido ahora, tras conocerse que el ejecutivo publicará en plena precampaña y a menos de un mes de las autonómicas la correspondiente convocatoria en el Diario Oficial de la Generalitat. CiU, PP y Ciutadans expresaron ayer su rechazo a esta iniciativa, pionera en España y en la que la Consejeria de Trabajo invertirá 20 millones de euros. ICV, socia del PSC en el Ejecutivo catalán, tampoco acaba de verla clara, mientras que el ex ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, desea que se extienda a otras comunidades autónomas.
El portavoz de CiU en el Parlamento catalán, Oriol Pujol, calificó de «electoralista y partidista» un programa con el que, a su juicio, se pretende poner un «parche» a la «evidencia» de no haber hecho nada y de no haber actuado con contundencia ante este fenómeno, ya que hay un 30% de jóvenes que ni estudia ni trabaja. Pujol afirmó que lo que se necesita es crear las condiciones para que sean los empresas las que contraten a jóvenes y no hacer una política de subvención.
«Frivolidad»
El portavoz de CiU indica que la formación seguirá explicando que puede ofrecer a los catalanes un gobierno «riguroso y serio», mientras otros prefieren continuar con el juego de la frivolidad. Para Pujol, el PSC es un partido que «no encuentra qué ofrecer a los catalanes» y que ha perdido un poco el norte sobre lo que realmente hay que ofrecer a los catalanes.
El secretario general y número dos de la candidatura del PPC, Jordi Cornet, considera «poco creíble y demagógico» el plan de la Generalitat y advirtió de que «el presidente José Montilla, después de cuatro años al frente de la Generalitat, pasará a la historia por ser el presidente del paro juvenil». Según Cornet «el PPC convertirá la generación “ni-ni” en la generación “con-con”, con educación, con trabajo y con futuro».
Para el líder de Ciutadans, Albert Rivera, el presidente Montilla, quiere comprar votos de forma «irresponsable y desesperada» a través de los contratos formativos para jóvenes. Rivera entiende que la medida es «irresponsable y populista» de cara a las próximas autonómicas, y criticó que «con los pocos recursos que quedan en la caja de la Generalitat» se premie a los que ni estudian ni trabajan, precisamente con los impuestos de los que trabajan o estudian y trabajan. En su lugar, Rivera considera que la administración debería ofrecer formación continua a los ciudadanos sin trabajo, y ayudar a aquellos que hacen el esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
Para el líder de Ciutadans, Albert Rivera, el presidente Montilla, quiere comprar votos de forma «irresponsable y desesperada» a través de los contratos formativos para jóvenes. Rivera entiende que la medida es «irresponsable y populista» de cara a las próximas autonómicas, y criticó que «con los pocos recursos que quedan en la caja de la Generalitat» se premie a los que ni estudian ni trabajan, precisamente con los impuestos de los que trabajan o estudian y trabajan. En su lugar, Rivera considera que la administración debería ofrecer formación continua a los ciudadanos sin trabajo, y ayudar a aquellos que hacen el esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
Por su parte, el número 3 en las listas del PSC en Barcelona, Celestino Corbacho, confía en que otras comunidades autónomas imiten la actuación de la Generalitat con su plan de formación para 5. 000 jóvenes. El ex ministro de Trabajo destacó que es una iniciativa de «mucho interés» porque pone en práctica la reforma laboral y el Govern ha adquirido sus competencias. 1
La portavoz de ICV, Laia Ortiz, avaló la propuesta de la Generalitat, pero aclaró que el objetivo de esta ayuda debe ser que los jóvenes que trabajen en empresas puedan formarse en ellas. Ortiz precisó que ICV no está de acuerdo con «dar subsidios a cambio de nada» a estos jóvenes, como dice que propone el PSC, ni permitir que este colectivo trabaje sin cobrar, como contempla CiU, señalando que «la esclavitud fue abolida hace mucho años». Sin embargo, señaló que el concepto «ni-ni» sólo sirve para estigmatizar a este colectivo, y defendió que muchos de ellos dejaron los estudios prematuramente para colaborar con la economía familiar y que fue la crisis quien los dejó sin trabajo.
El proyecto de la Generalitat está pensado para menores de 25 años que ni estudia y ni trabaja, ya que este colectivo se ha multiplicado con la crisis hasta alcanzar los 154.000 jóvenes. La puesta en marcha de estos contratos formativos estaba a la espera de la aprobación de la reforma laboral. El plan piloto permite vincular formación y necesidades de empleo de empresas, pues éstas recibirán un alumno con formación de 388 horas pagada por la Generalitat y gozarán de bonificaciones a la Seguridad Social. Asimismo, este contrato resulta beneficioso para el joven ya que le computará para la prestación por desempleo. El joven «ni-ni» que se apunte al programa se formará durante seis meses y, superada la formación, será cuando trabajará en la empresa.
Las críticas que la oposición lanzó tras el anuncio del Gobierno catalán de ofrecer contratos de formación para los jóvenes conocidos como «ni-ni», que ni estudian ni trabajan, se han recrudecido ahora, tras conocerse que el ejecutivo publicará en plena precampaña y a menos de un mes de las autonómicas la correspondiente convocatoria en el Diario Oficial de la Generalitat. CiU, PP y Ciutadans expresaron ayer su rechazo a esta iniciativa, pionera en España y en la que la Consejeria de Trabajo invertirá 20 millones de euros. ICV, socia del PSC en el Ejecutivo catalán, tampoco acaba de verla clara, mientras que el ex ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, desea que se extienda a otras comunidades autónomas.
El portavoz de CiU en el Parlamento catalán, Oriol Pujol, calificó de «electoralista y partidista» un programa con el que, a su juicio, se pretende poner un «parche» a la «evidencia» de no haber hecho nada y de no haber actuado con contundencia ante este fenómeno, ya que hay un 30% de jóvenes que ni estudia ni trabaja. Pujol afirmó que lo que se necesita es crear las condiciones para que sean los empresas las que contraten a jóvenes y no hacer una política de subvención.
«Frivolidad»
El portavoz de CiU indica que la formación seguirá explicando que puede ofrecer a los catalanes un gobierno «riguroso y serio», mientras otros prefieren continuar con el juego de la frivolidad. Para Pujol, el PSC es un partido que «no encuentra qué ofrecer a los catalanes» y que ha perdido un poco el norte sobre lo que realmente hay que ofrecer a los catalanes.
El secretario general y número dos de la candidatura del PPC, Jordi Cornet, considera «poco creíble y demagógico» el plan de la Generalitat y advirtió de que «el presidente José Montilla, después de cuatro años al frente de la Generalitat, pasará a la historia por ser el presidente del paro juvenil». Según Cornet «el PPC convertirá la generación “ni-ni” en la generación “con-con”, con educación, con trabajo y con futuro».
Para el líder de Ciutadans, Albert Rivera, el presidente Montilla, quiere comprar votos de forma «irresponsable y desesperada» a través de los contratos formativos para jóvenes. Rivera entiende que la medida es «irresponsable y populista» de cara a las próximas autonómicas, y criticó que «con los pocos recursos que quedan en la caja de la Generalitat» se premie a los que ni estudian ni trabajan, precisamente con los impuestos de los que trabajan o estudian y trabajan. En su lugar, Rivera considera que la administración debería ofrecer formación continua a los ciudadanos sin trabajo, y ayudar a aquellos que hacen el esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
Para el líder de Ciutadans, Albert Rivera, el presidente Montilla, quiere comprar votos de forma «irresponsable y desesperada» a través de los contratos formativos para jóvenes. Rivera entiende que la medida es «irresponsable y populista» de cara a las próximas autonómicas, y criticó que «con los pocos recursos que quedan en la caja de la Generalitat» se premie a los que ni estudian ni trabajan, precisamente con los impuestos de los que trabajan o estudian y trabajan. En su lugar, Rivera considera que la administración debería ofrecer formación continua a los ciudadanos sin trabajo, y ayudar a aquellos que hacen el esfuerzo de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
Por su parte, el número 3 en las listas del PSC en Barcelona, Celestino Corbacho, confía en que otras comunidades autónomas imiten la actuación de la Generalitat con su plan de formación para 5. 000 jóvenes. El ex ministro de Trabajo destacó que es una iniciativa de «mucho interés» porque pone en práctica la reforma laboral y el Govern ha adquirido sus competencias. 1
La portavoz de ICV, Laia Ortiz, avaló la propuesta de la Generalitat, pero aclaró que el objetivo de esta ayuda debe ser que los jóvenes que trabajen en empresas puedan formarse en ellas. Ortiz precisó que ICV no está de acuerdo con «dar subsidios a cambio de nada» a estos jóvenes, como dice que propone el PSC, ni permitir que este colectivo trabaje sin cobrar, como contempla CiU, señalando que «la esclavitud fue abolida hace mucho años». Sin embargo, señaló que el concepto «ni-ni» sólo sirve para estigmatizar a este colectivo, y defendió que muchos de ellos dejaron los estudios prematuramente para colaborar con la economía familiar y que fue la crisis quien los dejó sin trabajo.
El proyecto de la Generalitat está pensado para menores de 25 años que ni estudia y ni trabaja, ya que este colectivo se ha multiplicado con la crisis hasta alcanzar los 154.000 jóvenes. La puesta en marcha de estos contratos formativos estaba a la espera de la aprobación de la reforma laboral. El plan piloto permite vincular formación y necesidades de empleo de empresas, pues éstas recibirán un alumno con formación de 388 horas pagada por la Generalitat y gozarán de bonificaciones a la Seguridad Social. Asimismo, este contrato resulta beneficioso para el joven ya que le computará para la prestación por desempleo. El joven «ni-ni» que se apunte al programa se formará durante seis meses y, superada la formación, será cuando trabajará en la empresa.








