La misa solemne ha empezado a las diez de la mañana al son del Aleluya y poco después el cardenal Sistach, visiblemente emocionado, ha dado la bienvenida al Santo Padre. La seguridad y el protocolo se han dado una vez más la mano para configurar el interior de la iglesia. Sin olvidar las cámaras de televisión, que han trabajado a todo ritmo.
Los primeros bancos se han dividido en dos sectores. En el lado izquierdo (mirando al altar) se han sentado los políticos. José Bono, José Montilla con su mujer Anna Hernández, Benach, Rangel y Jordi Hereu fueron los elegidos para la fila 0. Detrás de ellos se ha podido ver a Jordi Pujol junto a Marta Ferrusola, Artur Mas y esposa, Oriol Pujol, Alícia Sánchez-Camacho, Daniel Sirera, Alberto Fernández y Duran i Lleida, entre otros.
En la parte derecha estaban los miembros de la Junta Constructora del Templo encabezados por su presidente Joan Rigol, el arquitecto Jordi Bonet, Elena Cambó, Roser Maragall y Juan Güell, entre otros. Por supuesto, entre el público se encontraba toda la gran familia de trabajadores que hacen posible que el sueño de Gaudí se haga realidad.
Pasadas las once de la mañana el sol también ha querido colarse entre los árboles que imaginó Gaudí y que dan forma a este inmenso bosque que ayer, por fin, se convirtió en Basílica. El templo, dedicado a la Sagrada Familia, ha vivido un día histórico seguido por miles de personas y que los comerciantes vecinos han aprovechado para dar rienda suelta a su imaginación con recuerdos de la visita o un gran surtido de bebidas y bocadillos para aguantar la mañana.
Sin duda, el momento más emotivo ha sido cuando Benedicto XVI ha salido la Fachada del Nacimiento -donde le esperaba mucha gente que seguían la misa por las diferentes pantallas- a rezar el Angelus y felicitar la construcción de esta gran catedral. Por último, la Escolanía de Montserrat ha entonado entonó el "Nigra Sum" para despedir al Pontífice, que seguía con su agenda.