Señor director, señoras y señores académicos:Como lector atento de su obra, hace años que disfrutode los libros de doña Soledad Puértolas. Tambiénhace años que nos une una amistad fraguada a lo largo deencuentros en diversas conferencias de escritores, lejos denuestro espacio habitual. En ese tipo de quehaceres hemoscoincidido en distintos lugares de España y del extranjero,hemos tenido ocasión de crear una comunicación afectuosa,charlando de la literatura y de la vida, y durante este tiempo,cada uno de nosotros ha hecho la presentación pública dealgún libro del otro. Por ello, comprenderán ustedes quesienta una alegría especial en estos momentos, cuando mecorresponde precisamente a mí la honrosa responsabilidadde dar contestación a su magnífi co discurso de ingreso en laReal Academia Española.
Soledad Puértolas nos ha hablado, con mucha fi nura en laobservación, de los personajes secundarios en el Quijote, confesándonossu «debilidad» por los secundarios, esos personajesque habitan la periferia, los rincones. Valiente declaración,en unos tiempos en que el mundo de las noticias valora soloa los protagonistas en todos los órdenes de la vida, cuando48parece que únicamente tienen derecho a despertar el interéscolectivo ciertos primates. Por ventura, la jerarquía en el interésde los personajes y el concepto de secundario, no tienenla misma signifi cación en la vida que en la literatura, dondelos personajes protagonistas y los secundarios ofrecen la mismaimportancia estructural, y su interés no tiene nada que vercon la relevancia social que pueda otorgárseles. Además, en laliteratura, los personajes secundarios son fundamentales paraque la historia de los protagonistas alcance toda su signifi cación,y si repasamos la gran novela del siglo XIX podremosconstatar cómo, desde una lectura contemporánea, en muchasocasiones los personajes secundarios mantienen tanta omayor vitalidad narrativa que los principales.
En lo que se refi ere al propio concepto de lo que es principaly secundario en literatura, Soledad Puértolas planteael asunto con lucidez en su espléndida colección de ensayostitulada La vida oculta. Voy a recordar sus propias palabras:«Casi todos los relatos que corren por el mundo tienen, enparalelo con el hilo central, una o varias líneas argumentales<p>Son el contrapunto necesario.(…) La historia secundaria relativizala historia central y le da más realidad. Siempre hayotras historias que pueden ser contadas y que en determinadomomento podrían pasar a un primer plano.(…) Son partede un sistema de armonías y simetrías que pueden determinarla calidad fi nal».
Más allá de estas consideraciones, el tema del discurso deSoledad Puértolas es también indicio de una inclinación denuestra autora, un gusto por enfocar en su fi cción las historiasdesde el punto de vista o la perspectiva de personajes queforman parte, en general, del entorno de aquellos a quienescorresponde el papel principal. Sus personajes narradores o49testigos, o los personajes en que se centra la acción, si elrelato se plantea en tercera persona, no suelen ser las personalidadesmás relevantes en las complejidades de la trama<p>Incluso cuando el personaje descollante de su obra lo constituyeun ser sobrenatural –como es el caso del protagonistade Si al amanecer llegara un mensajero, una novela que se hacalifi cado de «metafísica»(1) —este inmortal, que ha bajadoa la tierra para intentar liberarnos de la facultad de conocercon certeza el momento de nuestra muerte, al incorporar suser a la identidad concreta de algunos humanos, no buscapríncipes ni próceres, sino gentes comunes y corrientes desdelas que observar las conductas y los sentimientos. Y hastaen esa deliciosa novela titulada La Rosa de Plata, verdaderohomenaje a los libros de caballerías, que transcurre en losámbitos del ciclo artúrico, el rey Arturo, la reina Ginebra, elmago Merlín o el hada Morgana, están contemplados desdesus desconciertos y restricciones humanas, al margen de lamajestad de su rango o del poder de sus sortilegios.
*En la opacidad y en la extrañeza de lo cotidiano, sin fronteraslocales o geográfi cas ni preferencias de género –puestanto hombres como mujeres recorren sus narraciones –, sedesarrollan las historias de Soledad Puértolas. Aunque suobra narrativa responda, en general, a lo que pudiera encuadrarsedentro del realismo, está muy particularizada por unanotable palpitación intimista, que procede de una miradaliteraria peculiar. Soledad Puértolas ha acuñado un estilo inconfundible,singularizado por la concisión y una misteriosanaturalidad, que ha llamado la atención de la crítica(2).
50La concisión, esa voluntad de economía verbal para conseguirla expresión exacta, que en su caso algún estudioso hadenominado «retórica del silencio»(3), es para ella un principioirrenunciable, y no está solo en los términos utilizadosy su ordenación formal, sino en la misma concepción argumentalde sus fi cciones. Con el correr de los años y de loslibros, se ha hecho menos estricta la austeridad extrema enla composición del discurso narrativo que señaló sus inicios,pero nunca ha renunciado a la brevedad ajustada, cabal, deuna expresión que va defi niendo la realidad que captan lossentidos con una meticulosidad tan certera como inquietante.
En lo que toca a la naturalidad, se manifi esta, a lo largode toda su obra, en la omisión de cualquier tratamiento estridentede lo dramático. Difícil empeño, este de eliminar conrigor lo superfl uo y de no acudir a recursos estrepitosos parallamar la atención del lector, pero que, al lograr sus objetivos,ofrece una prosa tan tensa como bien concertada, quetiene mucho de musical.
En ese gusto por la concisión verbal y argumental y porla naturalidad expresiva, existe una tradición de la que nuestrafl amante académica se siente heredera y que ha señaladoen sus clarividentes ensayos, y quiero recordar algunos de loshitos que cita: ante todo, Miguel de Cervantes, que en el capítuloXLIV de la Segunda Parte del Quijote…«pide que nose desprecie su trabajo, no por lo que escribe, sino por lo queha dejado de escribir»; luego, Michel de Montaigne, de quienPuértolas admira «su absoluta falta de grandilocuencia»; tambiénKatherine Mansfi eld, que en sus diarios confi esa que …«uno tiene que callar lo que sabe, y que tanto desea utilizar…».
El universo de los escritores admirados por Soledad Puértolasabarca muchísimos más autores y autoras, pues es una lectora5Iincansable y refl exiva, capaz de distinguir claramente los valoresmás signifi cativos de cada uno. Entre otros, citaré de pasadaa Tolstói, a Chéjov, a Baroja –sobre quien escribió una memorabletesis doctoral, El Madrid de La lucha por la vida—; aChordelos de Laclos, a Emily Brönte, a Stendahl, a Zorrilla, aFlaubert, a Virginia Wolf, a Thomas Mann, a Proust, a Kafka,a Raymond Chandler, a Cesare Pavese, así como a los poetasFernando Pessoa y Carlos Drumond de Andrade. SoledadPuértolas es también buena afi cionada al cine, por lo que noes raro que algunos críticos hayan encontrado en ella ciertasconcomitancias con la estética de realizadores como EricRohmer, Louis Malle o François Truffaut(4).
*A lo largo de su labor de narradora, desde el año 1979,en que aparece su primera novela, hasta la fecha, SoledadPuértolas ha publicado once novelas y cinco libros de cuentos<p>Si a todas estas fi cciones añadimos los libros dedicados allector juvenil, los que tienen carácter directamente autobiográfico, el que reúne sus artículos y el de ensayos que anteshe citado, no tendremos más remedio que asumir con unasonrisa la afi rmación que acaba de hacer, en su discurso deingreso en esta casa, de que se considera «una permanenteaprendiz de la expresión escrita», porque su labor, tanto porla cantidad de los textos como por su calidad, demuestra demodo indiscutible que hace ya muchos libros que ha pasadodel aprendizaje al seguro magisterio.
Es mi propósito subrayar los sutiles lazos estéticos y temáticosque unen la obra de Soledad Puértolas, y comenzaréresaltando dentro del conjunto, a modo de ejemplo, dosnovelas muy apropiadas para aproximarnos a una parte importantede sus planteamientos narrativos. En la primera detodas sus novelas, El bandido doblemente armado, se apuntana mi juicio los rumbos diversos que luego irá llevando sutrabajo. La propia autora ha declarado que todo su mundoliterario está ya en ese libro, y quiero compararlo con Unavida inesperada, publicado casi veinte años después, que tienecon El bandido… una relación particularmente especular.
La mujer que, en Una vida inesperada, escribe en primerapersona recuerdos que se centran sobre todo en otra mujer,urdiendo en su evocación un tejido de relaciones cambiantes,insatisfactorias, desvelando apenas ciertos secretos,manteniendo con la enfermedad una particular vinculación,ordenando los sucesos que ocurren a su alrededor, presentaun eco de otra primera persona, en este caso un muchachoque se va haciendo hombre, el narrador de El bandido doblementearmado, que a través de su testimonio nos permitevislumbrar la vida y los secretos de diversos miembros deuna familia a través de los años. Esta primera novela parecesuceder en algún espacio indeterminado, acaso del extranjero,como la otra sucede en Madrid, pero ambos personajesnarradores están relacionados con el mundo de la escritura—la narradora que escribe Una vida inesperada es bibliotecaria,el narrador que recuerda en El bandido doblementearmado es poeta— y sus evocaciones están plagadas de espaciosbrumosos, de silencios, de dudas. Que un personajefemenino, una editora, y otros de Una vida inesperada hubieranaparecido ya en Días del Arenal, evidencia la voluntadde Soledad Puértolas de construir un mundo novelesco en elque los personajes, e incluso algunos lugares, ofrezcan ciertarecurrencia que los enlace sutilmente. Por eso no es extraño52que, en Queda la noche, la recepcionista de un hotel vengaa resultar la protagonista del cuento «Recepción» de La corrientedel Golfo.
También La señora Berg se nos expone mediante un personajenarrador desorientado en los inicios de la madurez yque de niño estuvo enamorado de la madre de un amigo, yen Cielo nocturno, una narradora intenta reconstruir, entreotros aspectos de la memoria, sus tiempos escolares. Hayque señalar que la primera persona utilizada por SoledadPuértolas, pertenezca a la pura evocación o a la narraciónmaterializada a través de la escritura, sea masculina o femenina,se compone de corrientes o fl ujos de recuerdo,que suelen llevar en sí una vertiente de interrogación sobreel sentido de las acciones y de los sucesos, y estar teñidosde frustración y melancolía. La verdadera entidad de lasevocaciones, aunque tengan el aspecto externo de una declaración,reside en la pregunta continua que el narradoro narradora se formulan sobre el signifi cado de las comportamientos,de las actitudes, sobre su propia adaptacióna la realidad. De esa indagación pueden surgir sospechassobre las apariencias, y por eso no es raro que la narradoray protagonista de Queda la noche se pregunte si todo loque le sucede no pertenece a una trama estructurada en laque ella está inmersa y no es capaz de identifi car, o que lanarradora de Una vida inesperada confi ese pensar a vecesque no tiene una vida verdadera, porque los personajes deSoledad Puértolas, según la crítica ha señalado, viven suvida con extrañeza(5).
He califi cado de «misteriosa» la naturalidad expresiva deSoledad Puértolas, entre otras razones, por lo que de sugerenciaturbadora, desasosegante, tiene esa voz narrativa53aparentemente sencilla, que parece un susurro cercano, undescargarse, por parte de quien narra, del peso de recuerdoscon los que no ha llegado a reconciliarse del todo, aspectosque no se pierden cuando la voz pasa de la primera persona ala tercera. Esta naturalidad misteriosa tiene también muchoque ver con el hecho de que, como han señalado algunosestudiosos, las historias nunca estén del todo contadas, sinoque la fi cción nos muestre la vida con sus mismos huecos ysu misma errática y azarosa variedad de perspectivas(6).
En otros libros, nuestra nueva académica estructura lasnarraciones sin centrar claramente la historia principal, e inclusodispersando los relatos de forma independiente. EnBurdeos, la referencia a la ciudad francesa es el elemento decohesión de los tres relatos que componen el libro, en elque los movimientos externos de los respectivos personajesrefl ejan un desazonado vagar interior. En Días del Arenal,que se sitúa en una calle apócrifa de Madrid, la historia delhombre que vive una relación amorosa y desconcertante conuna mujer casada, sirve de pórtico a otras en las que aparecendiversos personajes, la mujer que va teniendo la revelaciónde su condición de poeta, la editora a quien antes recordé,y por último otro personaje femenino que nos devuelve ala historia inicial, cerrando un círculo de abandonos, sospechas,revelaciones y dudas. En Historia de un abrigo, dondela primera y la tercera persona se alternan, la búsqueda, porparte de una mujer, del viejo abrigo de astracán de su madre,será el punto de partida para el recorrido por los espaciosque habitan diversos personajes cuyas vidas se cruzan y entrelazantambién en una espiral de sugerencias y evocaciones,que componen lo que alguien ha califi cado como un«relato-mosaico»(7).
54Similares enfoques sobre lo cotidiano —la complejidady vulnerabilidad de las relaciones personales, el juego de lasapariencias y de los silencios, el predominio de lo que serememora para reconstruir lo pasado y lo perdido, la experienciade la vida como aventura principalmente interior,la inadaptación— se encuentran en los cuentos de SoledadPuértolas, donde la concisión expresiva y dramática que señalasu estilo está llevada a sus extremos, a través de los sucesivoslibros que han ido ofreciendo nuevas facetas de sulabor de escritora.
Van a excusarme la alusión a una antología de cuentosespañoles de la que soy autor, Cien años de cuentos, 1898-1998. En ella incluí «El origen del deseo», que apareció publicadoen Una enfermedad moral, el primer libro de cuentosde nuestra autora. En el cuento, una narradora evoca la casade la abuela donde de niña pasaba los veranos, abundante enlo que ella denomina zonas oscuras —el trastero, el cuartode la doncella— sobre las que predominaba la vivienda quehabía al otro lado del descansillo. A través de la mirilla sepodía atisbar la puerta de aquella casa frontera, donde habitabantres hermanos nunca claramente vistos, escandalososy nocturnos vividores. El cuento, de una precisión extraordinaria,señala un aspecto característico de las fi cciones denuestra autora, y es la afi nidad de lo vivido con lo imaginado.
No es extraño, pues, que al leer los cuentos de su últimolibro, Compañeras de viaje, tengamos la sensación de quePuértolas ha materializado su convicción de que la literaturaconforma un ámbito donde es posible integrar la vida paraentenderla mejor.
Cuando Soledad Puértolas ha presentado sus obras comoautobiográfi cas, tanto en las evocaciones de la infancia, que55no son raras en su mundo de fi cción, como en las de surelación con la madre, que también es un tema de su obrade imaginación, hay un tono y un modo de profundizar enel recuerdo que nos señala las claves de lo que identifi ca suuniverso narrativo. Ella lo apunta en su libro de ensayos Lavida oculta, que vuelvo a citar: «Estos primeros mundos quese descubren, los primeros recuerdos guardados, son los quetrazan el camino por el que la literatura va a discurrir, y todaslas cosas que después de ellos nos vuelven a impresionar,hasta el punto de proporcionarnos nuevo material para lacreación, lo hacen por su parecido con ellos, porque nos remitenal origen».
En cuanto a la diversidad de escenarios, que también losestudiosos han analizado(8), responde sin duda a su propiaexperiencia vital. Nacida en Zaragoza, vinculada a Pamplona,tras cursar estudios universitarios en Madrid, donde vive desdehace años, Soledad Puértolas residió en lugares tan diversoscomo Noruega o California, al hilo de su inicial carrerade profesora universitaria, aparte de viajar por numerososlugares del mundo. Sin embargo, con sus escenarios narrativossucede lo mismo que con sus personajes, y es que nopertenecen al marco naturalista, y ofrecen siempre, sea cualsea su localización, lo que me atrevo a califi car de esfumadoalegórico, con un tratamiento que a veces deja inconcretoslos ámbitos físicos, lo que, en lugar de restar verosimilituda sus invenciones, las fortalece con una sugerente atmósferade penumbras.
Sin embargo, su concepción de un realismo distinto, intimista,no impide que sus novelas y cuentos refl ejen la soledad(9), el desconcierto, la perplejidad del ser humano, ni que,al margen de la evidente ausencia de propósitos sociológicos56que presentan, los estudiosos hayan podido encontrar en suspersonajes femeninos modelos de la mujer española en el períodoposterior a la llamada Transición Democrática(10) o enla Europa democrática posmoderna(11), lo que se acomodabien a su idea de la novela como metáfora.
*Tanto en su narrativa como en sus ensayos, SoledadPuértolas muestra continuamente su fervorosa conexión conlas palabras, colmada de las inquietudes de la búsqueda y delas gratifi caciones del descubrimiento. Las palabras constituyenuna parte nuclear del lenguaje humano y, aunque notienen nada de esotérico, al conformar el aspecto de nuestraespecie que nos distingue de todos los demás seres vivos ynos permite comprender el mundo desde lo simbólico, adquierenpara quienes las amamos y trabajamos con ellas unvalor apasionante, casi mágico.
En el momento en que se incorpora a esta venerable institución,le aseguro a Soledad Puértolas que ese afán suyo debúsqueda y de descubrimiento en el universo de las palabras,es la materia misma de una labor que a los narradores nosune aquí con muchos sabios de la lengua y de otros asuntossustantivos, en un esfuerzo de equipo muy satisfactorio paratodos nosotros, y que desde hoy lo será sin duda tambiénpara ella.
Bienvenida tú con tus palabras, Soledad Puértolas, a lacasa de las palabras.
NOTAS1. El mundo novelístico de Soledad Puértolas. Wang Jun,Universidad de Beijing. Comares, Granada, 2000.
2. Le je-ne-sais-quoi et le presque-rien dans lŽoeuvre deSoledad Puértolas. Eugénie Romon. Université de Lille,2009.
3. Los silencios fenomenológicos en Soledad Puértolas.
Luis I. Prados-García, B.A. A thesis in spanish. Texas TechUniversity, 2006.
4. Soledad Puértolas y la tenacidad de una narradora.
Inmaculada de la Fuente. Clarín, revista de Nueva Literatura,nº 86, marzo-abril 2010<p>
5. Les personages dans lŽoeuvre de Soledad Puértolas,une transparence ontologique. Christine Faz-Di Benedetto.
Université de Nice, 2000.
6. Soledad Puértolas: la ciudad de las almas. FranciscaGonzález Arias y Darío Villanueva. Historia y crítica de laLiteratura Española. Al cuidado de Francisco Rico. (DaríoVillanueva y otros: Los nuevos nombres, 1975-1990) ed.
Crítica, Barcelona, 2001.
7. Historia de un abrigo de Soledad Puértolas, un recitmosaïque.
Emile Pellé. Travail dŽetude et de recherche.
Université de Nantes, 2006.
598. LŽespace dans lŽoeuvre de Soledad Puértolas. Marie Papot.
Memoire pour la maîtrise. Université de Poitiers,19999. El tema de la soledad en la narrativa de SoledadPuértolas. Marguerite Di Nonno Intiman. Mellen UniversityPress, 1994.
10. La mujer de la Transición confi gurada en Queda lanoche de Soledad Puértolas. Frieda Blackwell. Escritoras ycompromiso. Literatura española e hispanoamericana de lossiglos XX y XXI. Ángeles Encinar y Carmen Valcárcel, edts.
Visor Libros. Madrid, 2009.
11. Memory in the narrative works of Soledad Puértolas<p>Tamara Laura Townsend, M.A. Dissertatio for the DegreeDoctor of Philosophy. Ohio State University, 2007.