A falta de una vacuna eficaz, tomar diariamente una de las pastillas que se utilizan en el tratamiento del sida, podría ser la mejor fórmula para prevenir la infección. Un estudio con más de 2.500 homosexuales sanos de seis países ha demostrado que puede reducir en un 44 por ciento las posibilidades de infectarse. Pero en los casos en los que el cumplimiento es total y los afectados fueron fieles al medicamento, la eficacia superó el 90%.
Los resultados, que publica la revista «New England Journal of Medicine», son las mejores noticias en prevención del sida que se tienen en muchos años. Superan incluso la protección alcanzada con geles vaginales de acción microbicida.
El fármaco utilizado en la investigación se llama «Truvada», un antirretroviral «dos en uno» que combina en una tableta dos fármacos (tenofovir y emtricitabina). Miles de seropositivos utilizan ya este tratamiento para frenar en su organismo el avance del VIH, el virus del sida.
Como tratamiento preventivo no estaría indicado para todo el mundo. En principio los principales beneficiarios serían las personas que no pueden o no quieren utilizar preservativo, están en riesgo de sufrir una violación o temen no protegerse cuando están bajo los efectos del alcohol. Funcionaría como una fórmula de protección sin tener que negociar con la pareja.
El avance ha sido recibido como un gran paso por la comunidad científica. Michel Sidibé, el responsable de Onusida, está convencido de que «acelerará la revolución de la prevención». Aunque no todo son ventajas. El principal inconveniente es que todos los tratamientos del sida provocan grandes efectos secundarios.
Escaso cumplimiento
A los afectados les puede compensar el riesgo, pero no tanto a los que aún no han entrado en contacto con el virus. Otro punto en su contra es que más personas tomando antirretrovirales puede aumentar las resistencias a estos medicamentos tan valiosos. Además está la inevitable cuestión del dinero: los preservativos son más baratos y protegen frente a otras infecciones de transmisión sexual.
El ensayo clínico que ha probado el nuevo tratamiento incluyó varones de Perú, Ecuador, Brasil, Sudáfrica, Tailandia y los Estados Unidos. Todos los que participaron mantenían relaciones sexuales con otros hombres. La mitad de los 2.499 participantes recibió el fármaco y el resto placebo. A cada participante se le hacía la prueba del VIH cada mes y se le analizaba para otras infecciones de transmisión sexual. Al final se detectaron 36 casos seropositivos en los que tomaron el fármaco frente a los 64 de los que tomaron placebo. Los investigadores de la Universidad de California que hicieron el ensayo reconocen que el principal fallo es el incumplimiento. «La mitad de los voluntarios que debían tomar el medicamento, no lo tomó de forma regular. Probablemente muchos gay preferirán geles para evitar el contagio que tomar una pastilla diaria», advierten.
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