España está bajo el riesgo real de rescate y hay que ponerse manos a la obra. Es el mensaje que ha tenido que oir el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, del grueso del sector empresarial español, preocupado por una crisis que no da tregua a la economía española y por la falta de reacción del gabinete socialista, empeñado en que España no es ni Grecia ni Irlanda.
Los primeros espadas del sector empresarial han conminado al jefe del Ejecutivo a que se ponga manos a la obra, complete el paquete de reformas que están pendientes, como la que afecta al mercado de trabajo, y sorprenda a los mercados con otras nuevas, como la de pensiones, el sector público o la reforma energética, una segunda ronda que, coincidieron, imprima a la economía española la credibilidad necesaria para relajar la presión de los mercados y aleje definitivamente los fantasmas de la intervención europea. Durante casi cuatro horas, las que duró el encuentro en La Moncloa, el presidente se vió obligado a oir una cascada de críticas a su política económica, aunque su predisposición fue valorada. Las dos partes volverán a verse las caras en unos meses.
