Bodegas Terras Gauda rompe la tendencia y a la inversa de lo habitual, que sean otras firmas vitivinícolas las que lleguen a Galicia para asentarse, se ha hecho con el 75 por ciento de las acciones de Quinta Sardonia, canjeando un 4 por ciento de las gallegas, y asumiendo así su gestión. La operación de fusión supone un importante avance en el plan de expansión iniciado en 2002 con la adquisición de bodegas Pittacum de la D.O. del Bierzo, con un valor añadido para el posicionamiento del grupo bodeguero en el sector de gama alta.
La bodega en cuestión está ubicada en la denominada milla de oro de la Ribera del Duero, a cuya denominación no está adscrita, ya que tal y como dijo el presidente de bodegas Terras Gauda, José María Fonseca, el objetivo es mejorar la excelencia de la calidad impuesta para pertenecer a la designación la misma filosofía que ha regido en las viñas bajo la dirección de Jerôme Bougnaud, enólogo francés, que se mantendrá al frente de los campos de la firma en Valladolid. Este último explicaba que las 20 hectáreas de viñedos se encuentran fuera de la zona política considerada Ribera del Duero con la que comparten suelo, pero no tanto climatología.
Ambos, junto a Enrique Costas, gerente de Terras Gauda, coincidieron en señalar el potencial de futuro de unos caldos que ya hoy están considerados como unos de los de mayor calidad del territorio español, en buena medida resaltó Fonseca, «gracias al equipo humano que ha cuidado con sumo mimo y atención las cepas», «comenzando de cero» en la plantación de viñas, tal y como añadió Bougnaud.
Buena parte del éxito de las bodegas vallisoletanas en sus distintas variedades —tinto fino, Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit Verdot, Cabernet Franc y Malbec— se debe a la aplicación de la biodinámica, elaborando vinos de alta gama QS y QS2, basada en conseguir el equilibrio entre suelo, clima, cepa y entorno natural.