Una institución, el gurú del atletismo español. Los que conocen sus métodos definen así al veterano Manuel Pascua Piqueras, madrileño de 77 años que, en su segunda juventud, sigue alimentando su pasión: forjar campeones. Un reto que le llevó a renunciar a su puesto de funcionario para centrarse en elevar el nivel de un deporte que estaba en pañales en los años 60 del pasado siglo, década en la que el ahora implicado en la «Operación Galgo» cambió el traje por el chándal.
Sus revolucionarios sistemas permitieron rebajar segundos al crono a algunos de nuestros mejores atletas. En sus cuadernos figuraron tablas de entrenamiento para Mayte Zúñiga, primera finalista olímpica, o José Alonso Valero, campeón de 400 metros vallas en una decena de ocasiones. Prestigio que ha conservado a lo largo de su carrera, al igual que su característica barba blanca, y que le ha permitido aleccionar hasta el pasado jueves a alumnos distinguidos como Reyes Estévez, Alemayehu Bezabeh o Nuria Fernández.
Primer técnico que cogió la maleta y emigró a los países del Este en busca de conocimientos, no todo es oro lo que reluce en su currículum. La sombra del dopaje le persigue desde hace muchos inviernos. Bajo su protección, Cristina Pérez, esposa de Eufemiano Fuentes, protagonizó en los años 80 uno de los primeros positivos en España, aunque fue sobreseído por diversas irregularidades. La sombra es ahora más alargada.
