El 2011 supondrá un nuevo punto de inflexión para recuperar nuevas huellas del legado aborigen en Gran Canaria. Y es que el Cabildo de de la isla redonda configurará sus actuaciones en el Patrimonio Histórico como uno de sus principales pilares para el próximo ejercicio, pese a la reducción presupuestaria del 6,05 por ciento. Con un total de 20 intervenciones, la consejera Luz Caballero destacó hace pocos días «el celo profesional» del director general de Patrimonio, Ernesto Martín, por concretar una inversión productiva con recursos extraordinarios sin precedentes.
De hecho, en los próximos cuatro años se realizará un esfuerzo superior a los 20 millones de euros en la recuperación de edificios históricos y yacimientos arqueológicos que permitirá, según Caballero, «la creación de una red de recursos que no solo servirá para la importante tarea de recuperar y poner en valor nuestro enorme patrimonio, sino que serán pilares para la creación de riqueza y puestos de trabajo».
En materia de obras, el presupuesto de 2011 prevé la apertura de la necrópolis prehispánica del Maipez; la modernización del Centro de Interpretación del Bentayga; la excavación, restauración y musealización del poblado prehispánico de Lomo Los Gatos y la musealización del Parque Cultural y Arqueológico de Los Caserones. Además, a lo largo del próximo también se iniciarán proyectos arqueológicos de primer nivel como Balos, Las Fortalezas o Arteara.
No en vano, el elevado grado de fragilidad del patrimonio arqueológico de Gran Canaria requiere disponer, a juicio de Martín, «de una serie de herramientas dinámicas y actualizadas que permitan la implementación de medidas preventivas para su salvaguarda y protección».
Dificultades
Desde su punto de vista, la experiencia acumulada hasta el momento ha puesto de manifiesto «la insuficiencia de la aplicación de medidas meramente paliativas o el recurso a acciones puntuales destinadas a minimizar la degradación de este rico y diverso patrimonio histórico». Dos ejemplos ilustrativos de este estrecho equilibrio son la Cueva Pintada o la necrópolis de Juan Primo (Gáldar) que desaparecieron hasta el siglo XX bajo una gruesa capa de tierra aportada a la zona con fines agrícolas.
Según indica el director General de Patrimonio Histórico del gobierno insular, Ernesto Martín, «se trata de crear las herramientas adecuadas que nos permitan anticiparnos a los acontecimientos, es decir contar con un mapa detallado del subsuelo de estos municipios que, frente a cualquier actuación pública o privada en la zona, nos permita prevenir afecciones a bienes patrimoniales del subsuelo».
Sin duda, tanto el Cenobio de Valerón (situado en el municipio de Guía) y la Cueva Pintada (Gáldar) son dos de las joyas arqueológicas más importantes de la isla redonda, pero el legado es tan extenso que, como asegura Martín, está aún por descubrir. Prueba de ello es que se multiplican los hallazgos y la labor se canaliza en concienciar a la sociedad de la importancia de cada uno de estos enclaves. Basta con recordar el caso de las Cuevas de Facaracas, en el que la basura y una amalgama de trastos abandonados se han apropiado de esta zona declarada en 1993 Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica, y que fue considerada en ese momento por el Gobierno canario yacimiento de extraordinario interés. Desde el municipio de Gáldar se multiplicaron las quejas contra el Cabildo, pero sin embargo el gobierno cabildicio se ha encontrado incluso con gente viviendo en este singular enclave. Con esos inesperados parámetros, la papeleta se antoja difícil.
En cualquier caso, la labor patrimonial no solo se capitaliza en el pasado aborigen, ya que en la capital grancanaria se acometerán una serie de trabajos, en el que destaca el conjunto arquitectónico y escultórico del Cementerio de Las Palmas, que cumple 200 años, o el Solar Norte de la Catedral, la Ermita de San Juan, San Antonio Abad, el Cementerio de los Ingleses, el Gabinete Literario o la Iglesia de San Francisco de Borja.