Sporting
1
Málaga
2
EFE
Los latidos de corazón y la raza no le fueron suficientes al Sporting para evitar una nueva derrota. El Málaga, que ha volteado su plantilla en el mercado de invierno con el dinero de su jeque tras firmar a los Asenjo, Camacho o Demichelis, logró un triunfo en el año nuevo, pero sin las nuevas incorporaciones. La versión malacitana 2010 retornó con victoria a costa de un conjunto asturiano, que no mereció el castigo de la derrota. Weligton y Apoño neutralizaron el tanto de Diego Castro, con el que los de Preciado llegaron a soñar. La situación de los rojiblancos es complicada y habrá que ver si las palabras de su presidente, Vega Arango, respecto a la continuidad del técnico se cumplen: «Antes caigo yo que Preciado».
Con el primer duelo del año, a unos y otros les costó menos olvidarse de los polvorones que despojarse de la tensión fruto de la importancia del partido por sumar puntos frente a los miedos de la zona de descenso y por arrancar con buenas sensaciones el nuevo año. Asturianos y malagueños comenzaron excesivamente encorsetados y eso lastró la presencia en el ataque de unos y otros durante casi toda la primera mitad. Los goles cayeron en los minutos finales. Primero Diego Castro dio forma a un penalti de Mtiliga para aflojar el nudo de la corbata de Manolo Preciado. Poco duró la cosa. En el último minuto, Weligton empató para los malacitanos adelantándose en el área chica a la zaga sportinguista.
El duelo cambió en la segunda mitad. Soltaron amarras los asturianos. Más cuando el conjunto de Pellegrini se adelantó con un penalti que marcó Apoño. Ahí se rompió el duelo y el Sporting se lanzó con el corazón a por un Málaga que lo pasó mal, sobre todo, en los últimos minutos de un encuentro trabado, con opciones en ambos bandos y dramático para los intereses sportinguistas, que podrían caer a la última posición de la clasificación si hoy gana el Zaragoza, pues al final los latidos valieron poco ante los dos goles del Málaga.
