El último culebrón de Ronaldinho parece llegar (esta vez sí) a sus horas finales. Los medios italianos y brasileños dan por hecho que el futbolista se convertirá en jugador del Gremio de Porto Alegre en las próximas horas y cumplirá así su sueño de volver a casa para la última etapa de su carrera.
Tras docenas de rumores y mensajes confusos, el propio Ronaldinho se ha encargado de dejar claras sus intenciones. «No soy objeto de ninguna subasta. Si por mi fuese, ya estaría vistiendo la camiseta del Gremio», ha confesado al portal «GloboEsporte», que durante las últimas semanas se ha encargado de detallar la larga lista de equipos interesados en él.
Ronaldinho nació en Porto Alegre en 1980, y también nació allí su carrera como futbolista. «Dinho» permaneció tres años en la disciplina del Gremio, uno de los clubes más importantes de Brasil, donde pronto despuntaría. Ya lo había hecho antes en las categorías inferiores de la «canarinha», con la que conquistó la Copa América en 1999. No era más que el inicio de una prometedora carrera.
Salto a Europa y triunfo en Barcelona
Dos años más tarde daría el salto a Europa. Su primer destino fue el Paris Saint-Germain, en el que lograría marcar 25 goles en un total de 77 encuentros a pesar de no contar con la confianza plena de Luis Fernández. Las cifras y, sobre todo, el juego, acabaron siendo suficientes para llamar la atención de media Europa.
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El futbolista hizo público su deseo de abandonar tierras francesas en 2003 y ese mismo verano lo «pescó» el Barcelona de Joan Laporta a razón de 21 millones de euros. Fue entonces cuando «El Mago de Porto Alegre» firmó sus mejores obras. Porque Ronaldinho, en su mejor versión, era un jugador de dibujos animados. Incluso algunos, como su ex compañero Gudjohnsen, le otorgaron poderes sobrenaturales.
Durante su estancia en Barcelona, el brasileño levantó trofeos como la Liga, Champions League o el Mundial de fútbol con su país, y acumuló todos los premios individuales imaginables. Hasta que la magia se apagó por culpa de un año plagado de lesiones y el inicio de las desavenencias con el Barcelona.
Lejos de su propia sombra
Jamás volvió a ser el mismo. Tras su salida del Barcelona llegó a Milán como una estrella, pero nunca logró brillar a la altura de lo que había sido Ronaldinho. Su bajo rendimiento dentro del campo y su siempre dilatada vida nocturna (también fue así en España) fueron acabando con su crédito dentro del club italiano que, al final, lo ha tenido que dejar marchar antes de que se cumpliera su contrato. Así lo ha reconocido el propio Berlusconi, responsable de su fichaje por el Milán y que ha encontrado en Cassano el sustituto perfecto.
«El problema no es es la propuesta que me hicieron a mi, sino lo que el Milán pide»
Con el paso de las horas el fichaje de Ronaldinho parece irremediable. La prensa brasileña habla de unos 8 millones de euros, cifra muy lejana a la que se pedía por él cuando estaba entre los mejores del mundo. Y es que su brillo sobre el césped parece algo del pasado.
