En los últimos minutos del partido, el árbitro del Zaragoza-Levante encadenó varios errores que marcarían su actuación. En una decisión muy discutida, decidió pitar falta por pérdida de tiempo del guardameta del conjunto maño. Leo Franco demoró un saque de portería alrededor de diez segundos y el trencilla no se lo pensó dos veces. Falta.
Mientras le explicaba al portero por qué el Levante iba a disponer de un lanzamiento libre indirecto, el pícaro Xisco Muñoz sacaba con rapidez para dejar a Rubén sólo ante la portería para anotar el tanto del empate. La ejecución de la falta era la correcta, pero el colegiado, en un grave error, no estaba atento al juego sino a las protestas del portero zaragocista. Consecuencia, gol anulado y resultado condicionado por un importante error arbitral.
