Los ministros de Economía de la UE, Ecofin, empezaron a debatir ayer en Bruselas los parámetros que utilizarán en las próximas pruebas o test de estrés al sector bancario, que realizará en los primeros meses del año. Los nuevos exámenes medirán las necesidades de liquidez de las entidades, aunque todavía no hay acuerdo sobre cómo se realizarán los test.
La idea es evitar el fiasco de la primera edición de este examen, realizado en julio del año pasado, y que dio como resultado que de las 91 entidades examinadas tan sólo siete suspendieron el examen, requiriendo 3.500 millones en recapitalizaciones. Sin embargo, meses después hubo que inyectar miles de millones de euros a otras entidades, sobre todo en Irlanda, para salvarlas de la quiebra. Fue el caso de los dos bancos más grandes de Irlanda, el Allied Irish Bank y el Bank of Ireland, que tuvieron que pasar a manos del Estado como mal menor.
El asunto ahora es que se pueda arrojar luz sobre la liquidez de los bancos tanto real como potencial, o lo que es lo mismo, la que puedan ser capaces de conseguir en los mercados financieros, para devolver confianza a los inversores en el sector y, de esta forma, conseguir que los créditos vuelvan a fluir hacia empresas y consumidores para apuntalar la recuperación económica.
Coordinación con EE.UU.
El comisario europeo de Mercado Interior, Michel Barnier, ha abierto también la posibilidad de coordinar este nuevo examen del sector bancario con los reguladores de EE.UU., en aras de armonizar lo máximo posible este importante ejercicio de transparencia. Estados Unidos ya hizo un examen similar en 2009 y dio como resultado que 10 de los 19 grandes bancos analizados tenían problemas de reservas, lo que obligó a una recapitalización por importe de 75.000 millones, y meses más tarde se ha comprobado que este ejercicio contribuyó también a la recuperación de la economía al otro lado del Atlántico.
Además, en el examen se analizará también la exposición a la deuda soberana de los países, de modo que se sepa en manos de qué bancos están los títulos de los países europeos.
Otra de las posibilidades que se ha barajado es que haga público también el grado de exposición de las entidades al sector inmobiliario o, en otras palabras, al posible impago de préstamos derivados de las burbujas inmobiliarias, asunto de especial importancia en países como España y sobre el que ya se ha puesto a trabajar el Banco de España.
Toda esta importante tarea será realizada por el BCE en colaboración con las nuevas autoridades de supervisión bancaria que han echado a andar este mes de enero y tienen su sede en Londres.
Por parte española, la ministra Elena Salgado se ha mostrado muy tranquila respecto a este nuevo examen ya que, según ella, si el sector bancario español pasó mayoritariamente la prueba del mes de julio pasado ahora, una vez que se han recapitalizado las entidades que tenían problemas, será incluso más fácil. Sin embargo el hecho de que hasta julio no se conozcan los resultados de estos nuevos exámenes a la banca podría añadir más incertidumbre sobre el sector en nuestro país y, de paso, sobre la deuda soberana ya que los bancos están entre los principales tenedores.
Desde las filas de la Comisión Europea, Barnier explicó que se está aún deliberando el método con que se llevará a cabo este nuevo examen así como el volumen de datos que se harán públicos. Uno de los países que se está mostrando más reticente en cuanto a la metodología es Alemania.
Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos, intentó defender el método utilizado en los exámenes de julio aunque reconoció que el rigor no fue el mismo en todos los países, ya que entonces los exámenes los realizó la autoridad monetaria de cada uno de los Estados.
El nuevo supervisor bancario europeo, formado por la unión de los Veintisiete de toda la UE, explicó la semana pasada que su intención era precisamente examinar la liquidez de las entidades bancarias y su posible respuesta en situaciones adversas aunque, según añadió, en principio no pensaba hacer públicos los resultados, aspecto que tendrá que revisar ahora tras el acuerdo del Ecofin. Todo este ejercicio de supuesta sinceridad bancaria, sin embargo, corre el riesgo de poner nerviosos a los inversores, y por ende a los mercados.
Algunos expertos consideran que el BCE espera que en los exámenes de este año haya más entidades que suspendan en relación a 2010, al incluir el criterio de liquidez, lo que obligaría a su rápida recapitalización por parte de los Estados a través de los mecanismos puestos en marcha para apoyar al sector financiero.
Ya en clave nacional la ministra Elena Salgado aseguró ayer que la necesidad de capitalización de las cajas de ahorros españolas será «muy inferior» a las estimaciones que se hacen, que van de los 30.000 a los 80.000 millones. Salgado ha explicado que el proceso de reestructuración y recapitalización de las cajas no tiene nada que ver con el proceso de examen a que se someterá el conjunto de la banca europea antes del verano, ya que precisamente este ejercicio de consolidación del sector es en parte fruto del examen al sector bancario europeo realizado en julio del año pasado.
El fondo de rescate, a marzo
Y mientras, tras las enormes divergencias que sigue habiendo en Europa sobre si ampliar o no el Fondo de rescate europeo, la manera de hacerlo y el momento, los ministros de Economía de la UE decidieron seguir trabajando hasta marzo. La idea es que en la Cumbre de Jefes de Estado de marzo se hayan acabado los trabajos preparatorios y se pueda aprobar un paquete conjunto de medidas para evitar futuras crisis de deuda.