Mientras el presidente chino, Hu Jintao, era agasajado con todo tipo de honores durante su visita a Estados Unidos, la economía de su país volvía a confirmar ayer por qué hay que desplegar la alfombra roja cada vez que él o sus ministros salen de viaje oficial. Y es que buena parte del mundo, y especialmente países como España, siguen sumidos en la peor crisis desde el «crack del 29», pero el gigante asiático ha vuelto a crecer a un ritmo de dos dígitos tras un paréntesis de dos años.
Según anunció el Buró Nacional de Estadísticas, el Producto Interior Bruto (PIB) de China creció en 2010 un 10,3% hasta ascender a 39,8 billones de yuanes (4,5 billones de euros). Con la producción industrial china subiendo un 15,7% y las ventas al por menor un 18,4%, será difícil que Japón conserve su lugar como segunda economía mundial cuando publique los datos sobre su PIB en febrero, como hizo el año pasado por los pelos. Lanzada, la «fábrica global» aspira a desbancar a Estados Unidos como mayor mercado del planeta, pero también se atisban peligros en el horizonte.
Burbuja a la vista
A pesar de los intentos del régimen de Pekín por controlar la sobrecalentada economía, la inversión en la construcción y los activos fijos subió hasta el 23,8%, una cifra aún desorbitada pero bastante menor del 30,1% registrado en 2009 por el plan de estímulo del Gobierno para combatir la caída de las exportaciones por la crisis en 2008.
Con los precios de los pisos por las nubes, la burbuja inmobiliaria sigue inflándose pese a que el Banco Popular (Central) ha subido los tipos de interés dos veces durante los últimos cuatro meses y aumentado las restricciones a los préstamos.
Después de que en los diez primeros días del año se concedieran créditos por valor de 240.000 millones de yuanes (27.072 millones de euros), el órgano regulador volverá a endurecer las hipotecas para frenar la especulación del ladrillo.
Todo con tal de controlar la inflación, cuya subida fue del 3,3% porque en diciembre creció un 4,6%, algo menos del 5,1% alcanzado en noviembre, que fue la tasa más alta de los últimos 28 meses. El primer ministro, Wen Jiabao, ha ordenado al Gobierno que la prioridad para este año es atajar los elevados precios de los alimentos, que representan un tercio de la cesta del IPC y aumentaron un 7,2% en 2010, y el alto coste de la vida, que se está disparando para suplicio de sus sufridos habitantes y sus exiguos sueldos.
Un país de contrastes
El motivo no es baladí porque de ello depende la estabilidad social que el todavía denominado régimen comunista quiere mantener a toda costa pese a las enormes diferencias sociales entre ricos y pobres y entre las ciudades industriales y el mundo rural, que se van agrandando.
Aunque China es ya la segunda potencia económica del mundo en términos brutos, su PIB per cápita, de sólo 4.412 dólares (3.279 euros), es propio de un país en vías de desarrollo y, en una lista de 185 Estados, se sitúa en el puesto número 100 a la altura de Jordania, Albania, Angola o El Salvador.







