Los resultados finales podrían haber sido mejores si las dos entidades fusionadas no arrastrarán un importante lastre referido a la deuda de las constructoras. El importe bruto de lo que los promotores inmobiliarios adeudan a las entidad es de 5.735 millones de euros. Un montante al que hay que sumar otros 2.332 millones que han sido prestados a empresas constructoras, aunque para actividades no relacionadas con el ladrillo directamente. Dos cantidades importantes a las que se agregan los 1.677 millones de empresas que ya acumulan 90 días de atrasos en el pago de sus préstamos y otros 1.338 de clientes a los que se les ha situado en posición de riesgo.Sobre este aspecto, el director general destacó que el ratio de morosidad en este sector supera el 20%, aunque la cobertura que tiene la caja en este momento sobre los bienes es del 33,8. Ante estas cifras, Hernández pidió «serenidad» porque «hay dinero suficiente para atender los vencimientos».
La situación de las empresas inmobiliarias contrasta con los créditos para la adquisición de la primera vivienda en la que el índice de morosidad es de un 2,9 por ciento. Los problemas de endeudamiento de las constructoras y la quiebra de algunas firmas se ha traducido en un incremento de los activos inmobiliarios de la entidad, que ha tenido que quedarse con viviendas, terrenos y otros.