Sporting
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Atlético
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El balón es un objeto raro, casi extraterrestre, para este Atlético que deambula por la Liga después de dimitir en el torneo del que aún es campeón (Europa League) y de caer eliminado de la Copa del Rey ante su eterno rival, para el que se ha convertido en un chollo.
En realidad, el equipo rojiblanco es una bicoca para muchos otros; por ejemplo, los que coquetean con el descenso, a los que abastece de puntos esenciales (las tres últimas salidas ante el Levante, Hércules y Sporting se han saldado con sonoras derrotas). El discutido Manolo Preciado, técnico sportinguista, piensa levantarle un templo a su colega Quique Sánchez Flores por el planteamiento de ayer (o más bien por la ausencia del mismo).
La prueba irrefutable de que el balón es un objeto de otro planeta para los colchoneros se vio en la jugada del gol. Un centro inofensivo sobre el área. Durante un segundo que pareció eterno Raúl García y Perea se quedaron mirando el esférico preguntándose qué hacer con él. Barral, en cambio, lo tuvo claro: lo golpeó con dureza para ajustarlo al poste derecho de la portería de De Gea. El lance tuvo un aire a la pifia protagonizada por Filipe Luis y Domínguez en el Bernabéu hace unos días, aunque, siendo justos, lo de El Molinón fue mucho peor.
Con Godín, Filipe y Domínguez en el banquillo, Quique apostó por el pretoriano Ujfalusi en el centro de la defensa acompañando a Perea, y por Valera y Antonio López en los laterales. Las escasas aproximaciones del Sporting amenazaron con provocar un incendio en el área de De Gea, de nuevo el mejor de su equipo y que siempre deja una «palomita» para la foto.
El Sporting, que está para pocos trotes, se limitó a hacer un partido ordenado y se fió a las arrancadas de Barral y del canterano Nacho Cases, sus mejores hombres sobre el campo. Solo se vio apretado en los minutos finales. Cuando faltaba un cuarto de hora, Diego Costa no llegó por poco a un centro mordido. Pero el primer disparo entre los tres palos del Atlético no llegó hasta el minuto 93: centro de Forlán, remate a bocajarro de Valera y paradón de Cuéllar.
Con Agüero y Reyes recuperándose de sus lesiones, Forlán desaparecido después de su gran temporada pasada, el centro del campo sin nadie que lleve la manija, una defensa que deja intervenciones de «vídeos de primera» y Jurado y Simao lejos del Calderón, este Atlético es una ruina. Las cuentas de la lechera para llegar a puestos que le permitan jugar la Champions la próxima temporada pasan por lograr 40 puntos en esta segunda vuelta recién comenzada, tarea que se antoja titánica con las actuales prestaciones del equipo.








