El nuevo texto parece no haber convencido a nadie, excepto a algunos —no todos— políticos, y las reacciones a la «ley Sinde 2.0» expresadas ayer así lo atestiguan. La Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos mostraba ayer una «moderada satisfacción» al considerar que la nueva normativa «debe ser mejorada» pues presenta «determinadas carencias que no permiten atajar de manera eficiente las conductas vulneradoras». Carencias que esperan sean resueltas en la tramitación parlamentaria en el Senado.
Los Creadores de Contenidos Digitales, plataforma a la que están suscritos Alejandro Sanz. Miguel Bosé, Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar, entre otros, también se mostraban ambivalentes. Por una parte, transmitían su agradecimiento por «el espíritu dialogante» de las negociaciones, pero dejaban traslucir sus dudas sobre su rotundidad. «Es solo un comienzo y como mercado nos quedan por afrontar numerosos retos en el nuevo panorama de modelos de negocio digitales». Arcadi Espada, director del instituto Ibercrea —que engloba a varias sociedades de gestión—, también se refirió al consenso político. «Es una excelente noticia que tres grandes partidos se pongan de acuerdo y deja en su sitio a los que se han arrogado la representación de los ciudadanos». Pese a que es crítico con el texto legal, «probablemente ineficaz», y con unos cambios pactados, que «no son sustanciales», estima que «el debate sobre la ley Sinde ha marcado un punto de inflexión y ha permitido que el sentido común se abra paso». «En democracia, la representación son los votos, no el ruido cibernético», añadió.
Aunque parece haberse logrado una pequeña victoria para comenzar a poner límites a la piratería en internet, aún quedan otras asignaturas que aprobar para evitar el fracaso en el mercado digital. Así lo entienden los productores de cine, que afirman que «de nada valdría una determinada normativa si no viene acompañada de un cambio de modelo de explotación. La industria audiovisual española, europea y americana debe hacer un ejercicio de autocrítica y reflexionar sobre su tardanza en adaptarse a los avances tecnológicos y a las demandas del público».
Contra los políticos
A los que menos les ha gustado la nueva ley Sinde es, como era de esperar, a los internautas. Desde que se conoció la aprobación de la norma gracias al pacto entre PSOE, PP y CIU, el «hashtag» #leysinde no ha dejado de echar humo y los calificativos (de desprecio) a la ministra se han agolpado hasta el punto de promover como «trending topic» #AlexdelaIglesiaMinistrodeCulturaYA. Pero más allá de las opiniones desfavorables y de desánimo, empieza a percibirse en la blogosfera una especia de rebelión cívica que pide retirar el voto a los partidos que han hecho posible la resurrección de la norma antidescargas de cara a las próximas elecciones municipales de mayo. La Asociación de Internautas también criticó el texto al limitar aún más los derechos fundamentales «por obligar a las operadoras de servicios de telecomunicaciones a identificar a los titulares de las web y a proporcionar estos datos en un tiempo máximo de 24 horas».






