Ni hay presiones de la Generalitat ni se ha planteado nunca la integración de CatalunyaCaixa en el Banco Sabadell. Con la misma rotundidad que Josep Oliu, presidente del Sabadell, negó ayer la posibilidad de una unión entre las dos entidades —«no hay nada previsto ni hablado», insistió— dejó caer a continuación que en el futuro de las cajas «todo está abierto». Respondía así, entre lo rotundo y lo ambiguo, a las informaciones que revelarían una insistente demanda del nuevo ejecutivo de Artur Mas para que el Sabadell se haga con CatalunyaCaixa, configurando, al lado de La Caixa, un segundo gran grupo financiero potente en esta comunidad.
En todo caso, el máximo dirigente de la entidad señaló que, al menos en estos primeros seis meses que el Gobierno ha dado de plazo a las cajas para su reconversión, el Sabadell no está por mover ficha. «Lo lógico es no precipitarse, y hay que estar receptivo en esta temática, siguiendo cómo evoluciona el sector. Queremos que sea una solución buenísima y, si pudiera ser una solución autóctona sería lo idóneo», señaló Oliu.
Entre los rumores sobre la reestructuración del sector, el Sabadell presentó ayer los resultados de 2010, con unos beneficios de 380 millones, un 27,3% menos que en 2009, debido a la dotación de casi mil millones a insolvencias y provisiones. El Sabadell, explicó Oliu, sigue moviéndose en posiciones de liquidez «hiper conservadoras», con un «core capital» del 8,20%, dos décimas por encima del límite fijado ahora por el Gobierno. Los activos totales del banco sumaron 97.099 millones (un 17,2% más), incluyendo los saldos del Guipuzcoano, adquirido en 2010. Sobre su exposición al ladrillo, el banco situó esta en 10.170 millones, el 14% su inversión crediticia, de 73.057 millones.







