Almería
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Barcelona
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A la espera del partido de la segunda vuelta de la Liga, el Almería lleva tres duelos contra el Barcelona en este curso y aún no ha sido capaz de marcarle un solo gol, timorato cuando el balón llega a los atacantes. A la espera del partido de la segunda vuelta de la Liga, el Almería lleva tres duelos contra el Barcelona en este curso y ha recibido 16 goles, ofuscado el club andaluz con un rival que le maltrata hasta sin querer.
Los titulares rojiblancos medían el valor de los suplentes azulgrana y acabaron igual de escarmentados, decidida la eliminatoria por ocho tantos de diferencia. Así está el fútbol español y así se resume el presente del Barça, ubicado plácidamente en la final del 20 de abril mientras en la Liga se escapa irremediablemente. Ya puede centrarse en Europa.
Comprimido el grueso de la Copa en un mes, empachados de fútbol después de un inicio de año estresante con partido día sí y otro también, nunca la vuelta de una semifinal tuvo tan poca historia, reducida a detalles menores después del abuso del Barcelona en el primer asalto.
Nadie creyó en una hazaña y mucho menos el Almería, ni la mitad de atrevido que el Betis cuando en cuartos quedó eliminado entre aplausos y ovaciones, rendido porque últimamente tiene pesadillas siempre que piensa en azulgrana. Resuelto el desenlace en el Camp Nou, nada tenía interés salvo para los otros de Guardiola, una cita ideal para que los suplentes disfrutaran también de su trocito de gloria.
Una vez más, victoria del Barcelona, esta vez intrascendente menos para los estadistas, que siguen alucinando con los datos de este equipo tan superior. Como hace los deberes antes de la fecha de entrega, Guardiola utiliza citas supuestamente comprometidas para repartir elogios y méritos, empeñado en que todos se sientan miembros de esta obra de arte que se antoja más deslumbrante que la de hace un par de años. Todos reman en el Barça y hasta con el cambio de caras es reconocible en su puesta en escena, comprometido con el balón y puntual para celebrar un puñado de goles.
Vuelta sin emoción
Como así lo quisieron los clubes, la Copa sigue sin cerrar el debate sobre la viabilidad de la eliminatoria a ida y vuelta, exenta de la emoción que implica un todo o nada. Sucede que a veces, o la mayoría de los casos siempre que está el Barcelona de por medio, la vuelta se convierte en una tortura, las teles lamentan que baje la audiencia y el rival de turno ni siquiera es capaz de llenar el estadio. Pesan mucho cinco goles en contra y más si en el subconsciente te recuerda que el Barcelona, en su última visita al Mediterráneo, bailó un mambo que se llevó por delante a Lillo, un ocho tan humillante como sencillo en las formas.
En el Barcelona, sólo con Alves y Busquets como central en el once de salida, marcan todos, inscritos ayer en la lista de goleadores Adriano, Thiago y Afellay. Golazos los tres y excelente noticia el holandés, que apunta maneras. Faltan Mascherano, el único jugador de campo que no se ha estrenado, y los porteros, condenados en este equipo a una cuota de pantalla muy reducida.
En la Copa juega Pinto y esta vez ni la tocó, pues el único disparo del Almería, con Feghouli como protagonista, se estrelló en el palo cuando no se había movido el marcador. Luego llegaría el diluvio azulgrana, otra goleada por inercia sin que participara Bojan, la asignatura pendiente de Guardiola. El Barça es finalista por avasallamiento.
