Un acuciado por la situación económica José Luis Rodríguez Zapatero recordaba ayer a Angela Merkel, en la sala de rueda de prensa de La Moncloa, que España siempre ha sido fiel «cumplidora» de sus compromisos y ella le replicaba que la solidaridad no basta y que es necesario un pacto de competitividad si las economías menos fuertes del euro quieren su apoyo a un aumento del fondo de rescate. Cuando una periodista pronunció esta palabra maldita que flotaba en el aire de una abarrotada sala de prensa de La Moncloa, fue la propia mandataria alemana la que, después de haber permitido filtraciones interesadas de la propia cancillería sobre la situación de España, para garantizarse así un mejor trato a su deuda en el mercado de bonos, ayer dijo que no quería hablar de algo que no es «positivo» ni «útil». Ni rentable, le faltó decir, ya que buena parte de la deuda pública y privada española está en manos de la banca alemana.
Durante los días previos a la visita, el Gobierno había intentado por todos los medios borrar su imagen de alumno suspendido sometiéndose a un examen de recuperación. Y aunque Merkel recalcó que «todos tenemos que hacer nuestros deberes», tres cuartos de hora de rueda de prensa dan para mucho y no pudo evitar el «España ha hecho los deberes y va por muy buen camino». Dijo del Gobierno español que «está consiguiendo grandes logros» y, prosiguió, cuando Zapatero presente las reformas a la comunidad internacional «van a causar muy buena impresión» a los mercados, sobre todo porque es «muy tranquilizador» que vayan avaladas por empresarios y sindicatos.
Largas a la revisión salarial
Al jefe del Ejecutivo español y a la canciller solo les separa un punto del plan de aumento de competitividad que Merkel pone como condición para aumentar el fondo de rescate de la zona euro: ella quiere que la subida de salarios en España deje de estar vinculada a la evolución del IPC y pase a estar ligada a la productividad de cada empresa. Ayer, él dio largas. O dijo ni sí ni no. A sabiendas de que UGT y CC.OO. lo rechazan de plano, y que incluso la CEOE acepta que el sistema español siga vigente, según adelantó ayer la patronal, el presidente del Gobierno comentó: «Los aspectos fundamentales de la negociación colectiva llevan tres décadas sin conocer ninguna reforma y ahora la va a conocer y en profundidad, pero dejemos a las partes que trabajen».
Como fuere, Rodríguez Zapatero no titubeó a la hora de reconocer que las medidas que propone la canciller, dijo, «son de sentido común». Tampoco cuando admitió que aún quedan «reformas por hacer». Y Merkel salió en defensa de esos ajustes y reformas llevados a cabo en ambos países alegando que «son necesarios». «Pero no fáciles», dijo sobre la dificultad de justificarlos ante la ciudadanía.
En este sentido, la canciller aplaudió el último acuerdo español entre Gobierno, sindicatos y patronal, que dijo «mejora su aceptación». Merkel, sin embargo, no se arredró y advirtió que la UE debe dar «pasos importantes» en materia de competitividad «antes» del Consejo de jefes de Estado y de Gobierno de los días 24 y 25 de marzo. No quiso ir más allá. Probablemente para no ser acusada de injerencia. El Gobierno español ha fijado a empresarios y sindicatos el 19 de marzo, cinco días antes, como fecha tope para que lleguen a un acuerdo en materia de negociación colectiva, y ella quiere esperar a ver si el resultado de esa negociación es similar al acuerdo de pensiones. En lo demás, hay acuerdo. Zapatero fue incluso más allá que la canciller alemana al hablar de que hay que armonizar el impuesto de sociedades en la zona euro. Ella quiere una misma base imponible en los 17 países del euro y el jefe del Ejecutivo español habló de establecer, como con el IVA, una «banda» estrecha de fluctuación que cada país pueda aplicar dentro de sus fronteras.
«No habrá más recortes»
En cuanto al techo de gasto que Alemania ha introducido en su Constitución, Zapatero recordó que en España ya hay una Ley de Estabilidad Presupuestaria y que el PSOE va a proponer que las autonomías fijen por ley cada una su techo de gasto. Por eso, el presidente avanzó que no habrá más ajustes. Sobre la posibilidad de más recortes, unas horas antes, la secretaria de Estado de Función Pública, Consuelo Rumí, envió un mensaje muy contundente a la canciller: «Será para aplicárselo a ella, porque en este país ya se han hecho». Incluso recomendó a Merkel «tomar buena nota» de algunas de las medidas del Gobierno socialista. «No siempre es ella la que da ejemplo», espetó.
Pero Merkel es tenaz en el campo de la austeridad. Tanto que incluso llegó a reconocer, con sutileza, que también Alemania violó el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, que establece el límite de déficit público de los socios en el 3%. «No siempre lo hemos respetado, y hemos visto a dónde nos lleva eso», dijo, entonando un cierto «mea culpa», consciente de que había sido su país, junto a Francia, quienes en 2005 se saltaron por vez primera ese tope al gasto.
En su encuentro privado, Merkel y Zapatero abordaron también el futuro del euro, puesto en entredicho por los mercados a lo largo de la crisis financiera y, sobre todo, a raíz del azote a la deuda soberana en los países de la periferia de la eurozona. En rueda de prensa, los dos mandatarios salieron al unísono a su defensa. «La moneda común es fuerte y vamos a fortalecerla todavía más», prometió el presidente del Gobierno español.







