Un modelo con «flexibilidad suficiente», pero que al tiempo preserve la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Ese fue el elástico concepto que Zapatero empleó ayer para perfilar el futuro de la negociación colectiva. En la rueda de prensa posterior a la cumbre de jefes de Estado de la UE, el presidente aseguró que «lo malo es un modelo rígido», porque es «ineficiente», y subrayó que sin esa flexibilidad el ajuste en periodos de crisis se lleva a cabo en gran medida mediante la pérdida de empleos.
Zapatero mostró su confianza en que la patronal y los sindicatos busquen un acuerdo y recalcó que lo importante es «ser capaz de adaptarse a las circunstancias» buscando siempre un mejora de la productividad, alineándose entre líneas con las exigencias de Alemania. «El debate no tiene por qué ser sin más sí o no a la evolución de la inflación y los salarios. Las circunstancias influyen, lo que se trata en la evolución salarial de un país que sea capaz de adaptarse a las circunstancias», aseveró.
Pero aunque Zapatero intente dormir el debate sobre salarios pasando la pelota al tejado de los agentes sociales, ayer el boletín económico del Banco de España añadió más madera al asegurar que «resulta imprescindible que las pautas de moderación salarial del año pasado se prolonguen en los próximos trimestres. En este sentido, el proceso de negociación colectiva que se inicia debe considerar el carácter temporal que, en ausencia de perturbaciones adicionales, tendrá el repunte de la inflación de los últimos meses».
El Banco de España explica que una parte muy significativa del aumento del IPC entre diciembre de 2009 y diciembre de 2010 se debió a hechos concretos, como «los cambios impositivos y de precios regulados (IVA, impuestos de las labores del tabaco, precio de la electricidad y del gas) y por la trayectoria alcista de los precios de las materias primas». El informe se refiere también a la cláusula de revisión salarial cuya retirada pidió el jueves la canciller Merkel. Y recuerda que en 2010 se redujo notablemente la presencia de esta protección frente a la inflación en los convenios, ya que afectó a poco más del 45% de los trabajadores, frente al 70,5% de diciembre de 2009.
El ministro lo ve hecho
Pero con la reforma de las pensiones por fin cerrada, el Gobierno no parece dispuesto a abrir de inmediato otro debate inflamable. Así el ex ministro de Trabajo Jesús Caldera afirmó ayer que el Ejecutivo sólo contempla una vinculación del salario a la productividad en forma de complemento, que no sustituya a su actualización según la inflación. Más lejos aún fue Valeriano Gómez, que aseguró ayer que «hace tiempo» que los convenios colectivos se negocian en España incorporando el factor de la productividad.
