Nadie duda de que la responsable de la explosión vocacional que se ha vivido durante los 20 años en Lerma es obra de María José Berzosa, una mujer que un día decidió con tan sólo 18 años abandonar su acomodada vida para encerrarse en el convento de clausura de las Clarisas de la localidad burgalesa. Nacida en 1965 en Aranda de Duero, es la menor de cinco hermanos, todos varones, entre los que también se encuentra el recientemente nombrado obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa. Hoy, Sor Verónica, acaba de dar la mundo una nueva institución religiosa que ya nace con casi 200 monjas, un logro que, además de inusual en los tiempos que corren, se ha alcanzado en un tiempo récord.






