Risueño, alegre. Nunca le habíamos visto así a lo largo de la temporada, Mourinho es feliz en el Real Madrid y su sentimiento lo traslada al equipo. Ha conseguido el poder deportivo y su tranquilidad se nota en la serenidad de su trabajo. Prometió a Emmanuel Adebayor que iba a ser un jugador clave y cumplió su palabra. El africano debutó como titular en su tercer partido y ofreció una variedad de movimientos que coronó con su segunda diana en tres partidos. El entrenador está encantado con él. Y Cristiano. Un encanto que Kaká intenta recuperar. El técnico le aseguró al brasileño que volverá a ser un hombre importante en el equipo y le sacó en el once. También marcó.
Los dos le respondieron con excelencia. Abrieron espacios para que Ronaldo quitara el percutor de la metralleta después de cuatro partidos de asueto y lanzara dos zarpazos que le permitieron igualar a Messi en esta guerra fría por el título de goleador de la Liga, 24-24.
El Real Madrid vive los mejores momentos con su técnico. Pidió a Adebayor como el delantero que necesitaba y se lo trajeron. Le convenció desde el primer día. Es el pivote por el que giró todo el ataque madridista. Ayer siempre hubo un punta cerca del punto de penalti. Y cuando penetró por las bandas abrió pasillo a Marcelo, a Ozil y al sensacional Cristiano, que lanzó ocho trallazos con peligro de acierto. Mourinho conocía a «Manuel». En tres encuentros ha transformado el juego blanco. El preparador ha solicitado al club que pague al Manchester City los 15 millones de su traspaso.
El togolés fue el arma para estrenar las rotaciones que el entrenador deseaba ejecutar sin desequilibrar al conjunto. Kaká y Garay se sumaron a la revolución. Y Cristiano cogió su fusil. Al «killer» le gusta jugar al lado de Emmanuel. Fija a los defensas, los saca de zona y le da metros para rematar. Los mismos que se busca el larguirucho para anotar. Y eso que al africano le falta ritmo. Cuando lo adquiera será su complemento ideal.







