Seguramente sin proponérselo, Wayne Rooney logró ante el Manchester City calcar uno de los goles más destacados del historial de uno de los jugadores más importantes del mundo: Pelé. El astro brasileño lo consiguió allá por 1981, en un equipo formado por jugadores de muy diversas nacionalidades y «entrenado» por John Houston, el director de cine.
Y es que aquel tanto no fue real. Formaba parte del guión de una película titulada originalmente «Victory!» y traducida al español como «Evasión o victoria». Ambientada en la Segunda Guerra Mundial, contaba la historia de un grupo de prisioneros de guerra encerrados en un campo nazi, retados por un oficial alemán a disputar un partido contra una selección germana.
Lo que para los nazis se presenta como una gran oportunidad para su aparato de propaganda, es para los prisioneros una ocasión para escapar de su cautiverio. Sin embargo, los jugadores aliados prefieren abandonar la huída para terminar un partido que, pese a estar amañado, tienen la oportunidad de ganar. Una historia poco creíble pero que tuvo un considerable éxito, quizás ayudada por la presencia entre su reparto de auténticos jugadores de fútbol como el inglés Bobby Moore, el argentino Osvaldo Ardiles, el holandés Co Prins o el propio Pelé.
El Brasileño, en el rol de un prisionero llamado Luis Fernández, se convertirá en una de las estrellas del encuentro, al anotar el 4-4 ante el combinado alemán, culminando una heroica remontada. Siendo el propio jugador el encargado de diseñar las escenas futbolísticas de la película, decidió que su personaje lo conseguiría nada menos que con una chilena de bellísima factura. Clavada a la de Rooney, solo que grabada tras varias tomas y sin la oposición de defensas auténticos.
El delantero del Manchester United remató también con la pierna derecha, después de elevarse gracias a un poderoso salto con la izquierda, poniendo el balón lejos del guardameta rival. El valor de la chilena del delantero inglés, además de en su plasticidad, reside en el escenario donde la realizó: en un derbi de Manchester, en plena lucha por los primeros puestos de la tabla, y con el partido empatado. El de Wayne Rooney sí que fue un auténtico gol «de película».







