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Cine / 61 Festival de cine de Berlín

Alemania sigue preguntándose por la RAF

No sería una Berlinale si una película no reflexionase sobre cómo pudo caerse en la ensoñación anti-sistema del nazismo

Día 18/02/2011 - 06.23h
REUTERS
El director de cine Andres Veiel, durante una rueda de prensa este jueves en Berlín

Tal y como una generación de alemanes creció, revuelta y airada, preguntándose cómo pudo caerse en la ensoñación anti-sistema del nazismo, la siguiente sigue cuestionándose cómo aquélla, a su turno, pudo tomar otra deriva también contracultural, que condujo a la revolución urbana y finalmente, a algunos, al terrorismo.

No sería una Berlinale si una película no se preguntara por lo primero, ésta vez en curiosa clave satírica con «Mi mejor amigo»; y otra por el fenómeno segundo, en esta ocasión con «Wer, wenn nicht wir?» («¿Quién, sino nosotros?»).

El hasta ahora documentalista Andres Veiel decide conducir en ésta al espectador desde las alturas del inconformismo intelectual del Grupo 47 a los pisos francos de la guerrilla urbana. Y se centra en una figura capital de la revuelta, siempre oscurecida por la fama de los nombres de Baader y Ulrike Meinhof: Gudrun Ensslin, hija de un pastor protestante, endurecida por la tortura moral.

El realizador ha optado por «limitar el contingente de episodios relacionados con la RAF (la llamada Fracción del Ejército Rojo) a sus raíces, a ese grupo de personas que del rechazo a [la guerra de] Vietnam y al capitalismo, pasaron a la lucha armada». La desaparición de la persona bajo la opión totalitaria se observa en cómo, paralela a la radicalización política, se produce la progresión de infidelidades y la destrucción del proyecto afectivo.

Deudor de su oficio original, Veiel busca ofrecer el contexto previo, cuando un grupo de jóvenes acomodados y listos, cada cual con su particular vínculo familiar con el inmediato pasado nazi (arranca 20 años después de la derrota) y en cuyo cuestionamiento teórico irrumpe un día un macarra ratero, pero con un raro atractivo machista sobre las revoltosas académicas. Y es el modus vivendi pendenciero de Andreas Baader el que va a precipitar al grupo a echarse al monte.

En competición han pasado con desigual fortuna la surcoreana «Come Rain, Come Shine», lenta historia sobre el final de una relación. Su director, Lee Yoon-ki, quien fue acogido con abucheos por la prensa pese a contar con un premio del jurado de Sundance. Sus populares actores adujeron que «esta película es muy artística, pero creo que hay un público que la va a disfrutar. Nos gustaría contribuir a que se haga más cine como éste en Corea en lugar de tanto blockbuster».

La penúltima película a concurso en esta LXI edición del festival es la israelí «Odem» («Lipstikka»). El director de la Berlinale, Dieter Kosslick, la había anunciado como una de las promesas y la prensa ha aplaudido las interpretaciones de las dos actrices (Clara Khoury y Nataly Attiya), confrontadas al recuerdo de una aciaga noche en Jerusalén que marcó sus vidas.

Por último, Argentina vuelve a presentar, tras «Un mundo misterioso», una reflexión sobre la soledad, las ausencias y el lento transcurrir del tiempo. Se trata de «Ocio», de Juan Villegas y Alejandro Lingenti, basada en la novela homónima de Fabián Casas y fue exhibida en la seción paralela «Forum».

El silencio es el gran protagonista de esta melancólica cinta en la que ninguno de los tres personajes -dos hermanos y el padre, que han perdido a la madre- tiene demasiado que decirse. Todos, a su manera, están demasiado ocupados intentando sobrevivir, tratando de llenar los espacios vacíos y de acabar con la tensión que los destruye. Está protagonizada por Hahuel Viale, Germán da Silva y Franciso Grassi, «Ocio» fue presentada ya en el BAFICI, el festival de cine independiente de Buenos Aires.

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