La ultradependencia de Canarias al transporte aéreo debido al turismo hace temblar las expectativas de recuperación que se presagiaban para este 2011. De hecho, tras la nube de ceniza del volcán islandés y el cierre del puente de la Constitución ya erosionaron de manera irreparable a una «industria» de la cual se genera el 30 por ciento del PIB regional.
De hecho, y a renglón de la amenaza de huelga de los trabajadores de Aena para Semana Santa, la Agrupación de Demandantes Afectados por el Cierre del Espacio Aéreo pidió recientemente que se garanticen los servicios mínimos y que no se utilice a los «pasajeros como rehenes en las negociaciones» para la privatización de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea.
Por su parte, la directora general de Transportes de Canarias, Rosa Dávila, insistió que las administraciones canarias «tienen mucho que decir» en el cambio de modelo aeroportuario iniciado por el Gobierno.
Pérdidas
Tan sólo en Canarias, las reservas anuladas a comienzos de diciembre superaron las 50.000 y la ocupación se situó un 20 por ciento por debajo de lo esperado. Así, el sector hotelero cifra en 50 millones las pérdidas en la comunidad insular.
Meses atrás, con la erupción del volcán islandés, las cosas también se antojaron muy delicadas. En aquel entonces, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) cifró en 192,5 millones de euros las pérdidas en España, acaparando Canarias hasta un 60 por ciento de tales guarismos.
En este caso explícito de Aena, la privatización conllevaría unos ingresos de 8.000 millones para el Gobierno de Zapatero (se habla de un 49 por ciento de sus acciones). Sin embargo, y en los anhelos personales del presidente regional, Paulino Rivero, el objetivo de la administración autonómica era retomar una fórmula de pseudo-gestión canaria que no convenció al Estado.
Las distintas patronales turísticas miran de reojo los últimos movimientos. Para la temporada de invierno, que incluye Semana Santa, se preveía un incremento de 300.000 turistas en las Islas. Habrá que ver si esos datos se modifican con este pulso. De ello depende cualquier repunte laboral en un entramado económico que aún exhala cifras negativas. Este pasado fin de semana se manifestaron un millar de personas en las dos capitales. Si nada lo remedia, los próximos meses pueden anticipar un nuevo repunte negativo para la economía isleña.
