¿Qué es antes, el huevo o la gallina, el bloguero o el blog? Arianna Huffington se ha reído en la cara de los blogueros que escriben gratis en su rompedora y exitosa plataforma de blogs, Huffington Post, y que amenazan con dejar de hacerlo si no se les empieza a pagar ahora que Huffington Post acaba de ser vendido a AOL por 315 millones de dólares. «Adelante, id a la huelga, nadie lo va a notar», les ha animado la Huffington.
A lo mejor no se habría podido poner así de chula con el sitio recién creado y aún desconocido, aún pendiente de saber si agregar noticias y opiniones, sin crearlas directamente, iba a funcionar como fórmula. No sólo funcionó sino que arrasó: hizo fortuna el tono, entre desenfadado, incisivo y cáustico, hizo fortuna la apuesta política del momento (más obamistas que Obama, el presidente les distinguió en una rueda de prensa en la Casa Blanca para lívido berrinche de los periodistas «de toda la vida») y sobre todo hizo fortuna la crisis, con el quilo de periodista más barato que la mortadela.
A día de hoy Huffington Post ya es una máquina y su jefa no duda de que escribir en él es un honor, una dosis masiva de autobombo para cualquier pluma de Paul Krugman para abajo, dicho lo cual si los blogueros se hartan de escribir gratis y van a la huelga, perfecto: ya habrá otros, muchos otros, ansiosos de ocupar su lugar.







