No es la primera, ni la última, que el período de negociación colectiva de los convenios que afectan a miles de trabajadores son el caldo de cultivo de conflictos sociales y laborales. La diferencia esta vez es la excepcionalidad que supone la mayor crisis que se recuerda y además, y sobre todo en este momento, la inconveniencia que representaría el fuego cruzado entre sindicatos y patronal en mitad de las elecciones autonómicas más reñidas que se recuerdan en Castilla-La Mancha. Bastante arrecia ya con los problemas cotidianos, en especial y de manera dramática el paro.
Puede ser casualidad, pero tras las primeras andanadas de amenaza que el sindicato Comisiones Obreras lanzó la semana pasada contra la patronal regional, y de forma más concreta centrando su diana en el presidente de Cecam y Fedeto, Ángel Nicolás, el viernes se produjo un acercamiento entre los máximos responsables de ambas organizaciones, en forma de café amigable en un restaurante de la capital toledana, con el fin de limar asperezas. Hoy, también casualmente, el presidente regional, José María Barreda, visita el Centro de Formación de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto) para reunirse con su junta directiva. Seguro que la reunión será algo más que una mera visita de cortesía y de felicitación. En juego está una paz social y laboral que garantice al menos una campaña política que no tenga otros frentes diferentes a los habituales, que ya de por sí son y serán más que tensos.
La polémica comenzó la semana pasada cuando el secretario general de CC.OO. de Castilla-La Mancha, José Luis Gil, anunció de forma tajante que habrá una dura «confrontación» con la patronal si en junio, antes del verano, no se cierran los convenios colectivos del presente año en una negociación que se va a plantear de forma global. Gil aseguró, según informó Efe, que se actuará de forma «coordinada» y si no varía la postura de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam) les llevará a una «confrontación que no vamos a eludir». «No vamos a transigir ningún incumplimiento del 2010 y vamos a dar un sentido global a los convenios de 2011», señaló Gil, quien avisó que «vamos a huir de provincianismos, que es lo que caracteriza a la patronal de Castilla-La Mancha» cara a fortalecer su «capacidad de confrontar y movilizar», con independencia del proceso que se produzca «a nivel confederal».
Respecto a los convenios, Gil hizo hincapié en que «no dejaremos que los convenios mueran», como ha ocurrido en el 2010, «en octubre o noviembre» y, de ahí, su «firme determinación» de que en junio «como fecha tope» se cierren los acuerdos porque «todo lo que pase del verano está condenado a tener muchas dificultades. Por eso, las confrontaciones, movilizaciones, se producirán antes del verano», manifestó.
«Hooligans» empresariales
Según Gil, «la posición de la patronal debería ser diferente, más a construir las relaciones laborales que a ser tan fiel a aquella parte de la patronal regional que le pide más madera. Los “hooligans” no pueden gobernar la Cecam», sentenció el dirigente sindicalista, a la vez que llamó la atención en que «Díaz Ferrán es historia y el presidente de la CEOE se llama Joan Rosell». De ahí que criticara que el presidente de la Cecam, Ángel Nicolás, «todavía no es consciente de que ha habido un cambio de dirección y rumbo en la cúpula nacional de la CEOE». El secretario de Acción Sindical, Jesús Camacho, por su parte, ha datado que hay 48.000 personas, de once sectores, sin resolver su convenio del 2010, que sumados a los 31 convenios sectoriales del presente año «arrojan unas 120.000 personas pendientes de la negociación colectiva del 2011 y del arrastre del 2010».
Inmediatamente después de que CC.OO. planteara su tajante posición, el secretario general de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto), Manuel Madruga, indicó que los sindicatos siguen haciendo «brindis al sol» con respecto al anuncio de movilizaciones si no se «desatasca» la negociación de los distintos convenios colectivos en Castilla-La Mancha. Madruga lamentó que Gil arremetiera «contra el mensajero», el presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), Ángel Nicolás, ya que «no deja de ser más que un micrófono de lo que piensan los empresarios de la región».
Según Madruga, «lo peor es querer cerrarse en banda, no querer ver cuales pueden ser las medidas excepcionales que se deben adoptar en situaciones excepcionales y seguir lanzando brindis al sol. Nicolás no influye ni directa ni indirectamente en ninguna de las negociaciones colectivas que se producen en esta región, porque las mesas son totalmente autónomas», recalcó. Madruga matizó que Nicolás «se pueden hacer soflamas sobre este tipo de cuestiones, pero lo difícil, lo importante, es llevar a cabo una negociación lo más correcta posible, pero dentro de los mimbres adecuados», zanjó.
Con respecto a que la reforma laboral no funciona, según denuncian los sindicatos, porque sólo el 10 por ciento de las contrataciones son indefinidas, Madruga contestó que antes de la reforma laboral «pasaba tres cuartos de lo mismo y había muchísimo más trabajo temporal. Las empresas siguen viendo que esta reforma laboral no vale absolutamente para nada», dijo Madruga, quien rechazó de plano que la negociación de la reforma laboral «haya sido una de las cuestiones más dramáticas a nivel legislativo de los últimos años. Es total y absolutamente mentira», defendió.
Café de distensión
Tras este cruce de declaraciones, ambas partes decidieron tener un contacto para rebajar el nivel de confrontación y limar asperezas que ya tenían tintes de confrontación personal. Ese movimiento se tradujo en un café en un restaurante de la capital en el que el presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), Ángel Nicolás, y el secretario regional de CC.OO., José Luis Gil, estuvieron acompañados por el secretario general de la Cecam, Félix Peinado, y del secretario de Acción Sindical de CC.OO., Jesús Camacho.






