En el formidable filme de Hitchcock, Con la muerte en los talones (espléndido título ante el insípido original de North by Northwest), Cary Grant, un publicista que mantiene él solo a dos exmujeres, una madre y dos barmans, es genialmente confundido con un inexistente y, por ello, misterioso sr. Kaplan. El malo Van Dam (insuperable como cínico, elegante y calculador James Mason) es el que le hará la vida imposible al pobre publicista de Nueva York y la chica (maravillosa Eva Marie-Saint) el gancho, el desplome y el amor. ¿Quién da más? El fútbol, sin duda. O casi. Mourinho no es sir Alfred, pero apunta maneras para el suspense, la intriga y el machaque. La inquietante avioneta que es la muerte, casi segura de Grant, en la película, es la Champions para el Madrid el próximo miércoles. Y ya sabe que con los árbitros no puede contar, porque todo el esfuerzo está puesto en el Barça. Al que, por cierto, no le hacen ningún favor, pues puede ganar sin que expulsen siempre a Motta o a Van Persie, en partidos clave. Pero sí, la avioneta de Hitchcock sobrevuela el Bernabéu. Porque el pensamiento de esta tarde ante el Hércules está en la Champions, Raúl ya ha logrado pasar a cuartos, más responsabilidad para los de blanco. Ya sabemos que Raúl no era el gafe.
La Champions es el torneo en el que el Madrid tiene que dar la talla, lo que cualquier aficionado espera o sueña. Todo lo demás, con perdón, es menos. Volveremos hoy a disfrutar de la descolocación de Ramos; echaremos de menos, si se confirma, la siempre solemne y eficaz presencia de Xabi Alonso; Granero tendrá su enésima oportunidad de demostrar que, además de tocar el balón casi como los ángeles (es decir, como Ozil) además corre y pelea, y Benzema irá a por otros dos, porque como dicen los del argot «está en racha». Lo estará, pero la que está al acecho y sobrevuela invisible el cielo del Bernabéu es la avioneta de la Champions, y el Madrid la tiene, sí, en los talones.
