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El cineasta italiano Bernardo Bertolucci, cumple hoy 70 años, una edad a la que el director del "Último tango en París" (1972) llega sin haber perdido el interés por el séptimo arte, en el que pretende ahora explorar la tecnología en 3D.
Bertolucci (Parma, 1941), autor de "El último emperador" (1987) y uno de los directores más importantes del cine italiano del siglo XX, planea en los próximos meses romper el silencio cinematográfico que ha mantenido desde que en 2003 estrenara su último trabajo, "Soñadores", película localizada en el París de 1968. En todo este tiempo, el cineasta italiano ha tenido que hacer frente a problemas de espalda que lo postraron, primero, en una silla de ruedas y, después, en una profunda depresión, de la que parece ya recuperado con una renovada confianza en la producción cinematográfica de su país. "Hasta hace algunos años era muy pesimista sobre el destino del cine italiano. Después ocurrió un milagro: salieron dos filmes, 'Gomorra' e 'Il Divo'. Entonces sentí que esa especie de cúpula que tenía el cine italiano bajo su sombra era destruida", comenta Bertolucci en una entrevista para la reedición en alta definición de su filme "Novecento", que en los próximos días saldrá a la venta en Italia.
«El 3D es el cine que, si fuera joven, querría hacer enseguida»
"El 3D es el cine que, si fuera joven, querría hacer enseguida. En estos años he entendido que la revolución tecnológica en curso es una alfombra voladora y hay que subirse a ella", añade. Esa reedición en alta definición de "Novecento" (1976), que contiene además el documental "Bertolucci secondo el cinema" ("Bertolucci, según el cine), llega en forma de homenaje para un director que vio cómo "El último emperador" se hacía con nueve premios Oscar, entre ellos al Mejor Director y Mejor Película.
Amor y muerte: temas eternos
Desde que debutara con su primer largometraje como director en 1962 con "La commare secca" en tiempos de una intensa colaboración con su amigo y escritor Pier Paolo Pasolini, Bertolucci ha dedicado y sigue dedicando su vida al cine, ese arte en el que empezó a trabajar en Roma después de que su familia se trasladara a la capital desde Parma (norte) cuando tenía 15 años. Galardonado en 2007 con el León de Oro a toda una carrera del Festival de Venecia y condenado a la retirada de su derecho al voto en Italia durante cinco años por el escándalo que supuso "Último tango en París", el cineasta italiano pondrá este año un nuevo nombre en esa larga lista de películas que ha dirigido, entre las que figuran "El pequeño buda" (1993) y "Belleza robada" (1996). Y lo hará, con la mente puesta, como siempre, en los temas eternos de amor y muerte que le han inspirado por la senda del melodrama romántico casi desde su nacimiento a pocos pasos de la finca en la que vivió el compositor italiano Giuseppe Verdi (1913-1901).







