Cada día se complica más la situación económica y política de Portugal, donde ya se habla de elecciones anticipadas. Ayer los partidos comenzaron a debatir el nuevo programa de medidas, conocido como PEC IV, presentado por el Gobierno para reducir el déficit, y que será votado mañana y para cuya viabilidad no existe acuerdo. El primer ministro, el socialista José Sócrates, amenazó con dimitir si la oposición tumba sus medidas. Pedro Passos Coelho, líder del centro-derecha, ya negó su apoyo a los nuevos ajustes. La crisis política amenaza con llevar al país vecino al rescate por parte de Bruselas y el FMI, como ya pasó con Grecia e Irlanda.
«Que se abra una crisis política va a crear grandes dificultades al país para acceder a los mercados financieros», dijo ayer el propio ministro luso de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos. «Es un gran empujón para que caigamos en los brazos de la ayuda externa», llegó a reconocer. En la misma línea, el ministro de Asuntos Parlamentarios, Jorge Lacão, afirmó que el escenario de dimisión del Gobierno «es infelizmente una posibilidad». Si como todo indica, una mayoría parlamentaria rechaza el PEC, «se crearía una seria dificultad de gobernabilidad del país y el primer ministro ya explicó que en dicho caso no está condiciones para ejercer sus responsabilidades», explicó Lacão. José Sócrates no quiere la ayuda externa y de ser necesaria aseguró que él no estará al frente del país.
La oposición, cansada de las sucesivas medidas del Gobierno, ha dicho esta vez que «no». Hasta dentro del Ejecutivo hay voces críticas. El ministro de Exteriores, Luís Amado, lamentó ayer que Gobierno y oposición estén «jugando a los dados con el destino de la economía portuguesa y de los portugueses». Y habló de prepararse para los comicios.







