Esperanzado tras la preocupación por una lesión que cortaba una racha triunfal de tres años, Higuaín caminaba el 11 de enero por los pasillos del Hospital de la Universidad de Northwestern de Chicago con el sueño de enfrentarse al Barcelona en abril. Solo siete horas antes había sido operado de una hernia discal por el neurocirujano Richard G. Fessler, el mejor especialista del planeta. Era la prueba de que la recuperación del goleador del Real Madrid iba a ser más rápida de lo esperado.
Hoy, dos meses más tarde, el argentino ya vuela por el césped. El doctor estadounidense subraya que necesitará un año para encontrarse al cien por cien. Pero Gonzalo está preparado para jugar. Progresivamente. Quiere reaparecer ante el Sporting, si hay Liga, el día 2. Unos minutos. Mourinho le introducirá paulatinamente. Recupera a su mastín ideal. Un rematador eficaz que penetra desde atrás.
El entrenador contará desde ahora con todas sus opciones ofensivas posibles. Benzema y Adebayor aprietan los dientes. El africano obligó al francés a ponerse las pilas, ayudado psicológicamente por Zidane. Y el alta del suramericano exigirá un rendimiento constante a los dos artilleros. El técnico lo tiene claro. Si Benzema mantiene su nivel actual, continuará en el once. El francés vive el mejor momento de su carrera desde que fichó por el conjunto blanco en 2009.
El retorno de Higuaín, el hombre que le dejó sin sitio la temporada pasada, no debe quitar el puesto a Karim si marca goles con la eficiencia de este trimestre. El «argelino de Lyon» sumaba en enero dos dianas en Liga. Mourinho dijo entonces que hasta Carvalho llevaba más aciertos (tres). Kaká comentó que el galo debía rendir más. Hoy, Benzema suma diez tantos en la Liga. Anotó seis en Champions. Y cinco en Copa. Acumula 21 dianas. Se ha transformado en el «lugarteniente» rematador de Cristiano. Lo que deseaba el técnico. El equipo no puede depender solamente de la genialidad de Ronaldo. El «nueve» ya hace honor a ese número. Con este rendimiento seguirá en el once.
No «frenar» a Karim
Con Gonzalo recién operado, Mourinho batalló en el club para fichar otro punta y consiguió a Emmanuel Adebayor. En aquel momento, Benzema todavía no se había ganado el puesto. No marcaba con la asiduidad que su posición requería. El africano llegó y recibió la titularidad durante dos encuentros. El tiempo suficiente para que el francés obrara una revolución interior que dio resultado al instante.
Comenzó a sentenciar partidos como nunca lo había hecho desde que Florentino Pérez le contrató por 35 millones de euros en julio de 1999. Karim firmó dobletes frente al Málaga, el Racing y el Hércules. Y se inventó el tanto decisivo de Lyon, contra su antiguo equipo. La diana que acabó con el maleficio madridista en sus duelos con los franceses. Recuperó su sitio en el equipo inicial. «Karim está en su mejor momento y se ha integrado más en el equipo», manifestaba Xabi Alonso. Ahora no se puede interrumpir su evolución. Está en pleno crecimiento. En su proceso de confirmación como gran jugador.
Dado ese salto de calidad del galo, Adebayor se quedó como primer relevo ofensivo. La lesión de Cristiano permitió confirmar en Santander una realidad pronosticada: Benzema y Emmanuel son compatibles. El togolés ejerció de referente en el área y permitió al «argelino de Lyon» penetrar por los flancos, como a él le gusta. Los dos compartieron responsabilidad en El Sardinero y el Real Madrid ofreció su mejor fútbol. El «nueve» anotó dos tantos.
Ahora, el regreso de Higuaín pondrá más caro tener una plaza, porque cada partido será una final. No se puede fallar en ninguna de las tres competiciones. La necesidad de regular el retorno del argentino y el maratón de Liga, Champions y Copa que el club afrontará en dos meses permitirá que haya minutos para todos. Los duelos ante el Barcelona en abril —dos en cinco días y quizá cuatro en dos semanas— serán el ejemplo de este reparto.
La competencia ideal
Mourinho vive la situación ideal. Ya tiene «mastín» (Higuaín) y «perro» para cazar (Karim ya lo es). No hay «gatos». «Es el problema que me gusta, tener a todos los jugadores bien. Lo malo es cuando no puedes elegir», le gusta calentar al portugués. Así triunfó en el Oporto, en el Chelsea y en el Inter. Ahora posee todas las variantes estratégicas. Un goleador «de potencia en carrera» como Gonzalo. Un delantero de incursión y zancada como Benzema. Y una «torre» como Adebayor, que fija a los centrales y da asistencias de gol.
Para los jugadores, egoístamente, no es lo mejor. Quieren ser titulares fijos. Se habrán dado cuenta: con Mourinho nadie lo es. Su secreto del éxito es mantener a sus futbolistas en vilo.
Ascender a Morata
Mourinho, incluso, ya ha planificado su delantera para la próxima temporada. Nunca fue hombre de realizar fichajes espectaculares, que dan portadas en los periódicos. Si llega un Rooney lo aprobará, claro, pero siempre tiene los pies en el suelo. Prefiere trabajar pájaro en mano. Le gustan los futbolistas que puedan rendir en sus sistemas. El portugués ya ha pedido al club que se paguen al Manchester City los 15 millones que cuesta el traspaso de Adebayor. La aportación táctica del africano gusta al portugués.
De esta forma consolidará ese triplete de delanteros diferentes que complementan la eficacia estelar de Cristiano, un goleador que rinde entrando desde la media punta. También ha expuesto en la entidad su deseo de trabajar con Morata, el «killer» del filial, a partir del mes de julio. Quiere formar al chaval, integrarlo en sus movimientos tácticos con el fin de introducirlo en el equipo. Que adquiera mentalmente la importancia que tiene un punta del Real Madrid para salir veinte minutos y solucionar un partido. Será también un acicate para los consagrados. Siempre busca la presión interna. Con estos cinco jugadores tendrá cubierta la faceta ofensiva del equipo.
