Ronaldo salió del Real Madrid por la puerta de atrás. El Bernabéu y él se debían un homenaje. Un mutuo ejercicio de agradecimiento a cuatro años de alegrías. Su salida fugaz, casi de contrabando, en diciembre de 2006, había dejado en suspenso el adiós del madridismo a uno de sus ídolos modernos. Una herida que se ha cerrado hoy definitivamente con la presencia del brasileño en la banda del Bernabéu.
Acompañado de su «amigo» Florentino Pérez y de Jorge Valdano, el «Gordito» recibió el cariño de su afición. A ritmo de samba, con un vídeo de sus mejores momentos como madridista, Ronaldo escuchó su última ovación sobre el césped del Bernabéu. La grada se volcó en su homenaje a Ronaldo y «O Fenómeno» devolvió los aplausos con su sempiterna sonrisa. La misma que paseó durante 177 partidos como jugador blanco y que le permitió marcar 104 goles con la zamarra madridista.
No hubo lágrimas. En un tipo tranquilo como Ronaldo, hubiera extrañado. No hicieron falta. El acto fue igual de emotivo. Era un día de fiesta y así lo entendió el Bernabéu, desterrando los reproches de su última etapa en el Madrid. Arropado por Casillas, el brasileño realizó el saque de honor con cierto aire de melancolía. Le hubiera gustado meterse en la máquina del tiempo y volver atrás para vestirse de corto, pero se conformó con mirar al cielo, levantar los brazos y lanzar su adiós al Bernabéu.
