La factura que habrá que pagar por el rescate del país vecino no es baladí. Aunque las negociaciones no han hecho más que empezar y aún no se ha fijado el montante oficial necesario para auxiliar al Estado luso y probablemente también a sus bancos, el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, ya apuntó a finales de marzo que la caída de Portugal no se solventaría con menos de 75.000 millones de euros.
Siguiendo esta cifra, y si la ecuación de rescate sigue el modelo de las anteriores, el Fondo Monetario Internacional (FMI) tendrá que aportar un tercio del total, esto es, 25.000 millones de euros mientras el resto, 50.000 millones de euros, correrán a cargo de los vecinos europeos. Por su aportación al Banco Central Europeo (BCE), España contribuye a los auxilios comunitarios avalando el 12,48% de la ayuda europea lo que, en el caso de Portugal, acarreará una factura de 6.240 millones.
Un montante que solo podría rebajarse si países ajenos al fondo de rescate decidieran participar en el auxilio a Portugal como sucedió en el caso irlandés con el Reino Unido, Suecia y Dinamarca. Sin embargo, los expertos no confían demasiado en este comodín ya que el Tigre Celta recibió apoyos externos por la fuerte exposición que estos países tenían a su economía. En el caso luso, la nación más expuesta a su devenir no es otra que la vecina España. Solo nuestros bancos se juegan 80.000 millones entre préstamos concedidos a las administraciones lusas, entidades financieras y sector privado.







