La subida de los tipos ha llegado en el momento menos oportuno. Con el pretexto de contener la inflación y dar vía libre al crecimiento de los países que ya han superado la crisis, Jean Claude Trichet ha culminado un cambio de rumbo que ha sorprendido a la economía española con el paso cambiado, sacudida por una elevada tasa de desempleo sin visos de reducirse a medio plazo y, frente a ello, una sociedad en la que el endeudamiento hipotecario se sitúa notablemente por encima de la media de la eurozona.
El problema, además, es que el coste de esos préstamos depende, casi de forma absoluta, de los vaivenes del precio oficial del dinero fijado por el Banco Central Europeo. En la actualidad, el 97% de los créditos para la compra de vivienda en España (valorados en un saldo vivo de 1,071 billones de euros) están referenciados a tipo variable (es decir, sometidos a las fluctuaciones del Euribor más un diferencial que suele oscilar entre los 0,40 y 1,50 puntos).
España podría tener más problemas que otros países de la Unión Europea
Lo cierto es que en el Viejo Continente no hay muchos casos similares al español. Tan solo Portugal (en el que el tipo variable representa el 99%) lo supera. Por detrás, están Finlandia (con un 96%), Luxemburgo (90%) y Malta (85%), mientras que la media de la eurozona se sitúa en el 43%, según un estudio de Funcas publicado el año pasado.
Las organizaciones de consumidores suelen recomendar estas hipotecas
El coste del viraje del BCE en su política monetaria aún no está claro. Bank of America Merrill Lynch calcula que el montante que los hogares españoles dedican al pago de intereses crecerán en 1.800 millones de euros en 2011 y en 3.600 millones de euros en 2012. En cualquier caso, subraya la entidad de inversión, el coste será «soportable» y recuerda que en 1999 las familias españolas dedicaban el 10,7% de sus ingresos al pago de intereses por amortización de deuda, mientras que ahora destinan un 7,7%.







