Mourinho dio otra lección magistral de táctica en el fútbol español. Con el portugués se aprende. Demuestra que no siempre hace falta alinear a los mejores para ganar. San Mamés, la catedral del balompié nacional, vivió una exhibición de estrategia. Un estilo de saber ganar con hombres que anulen las virtudes del contrario. El luso frenó el juego aéreo del Athletic con Garay y Albiol, mientras Pepe echaba una mano, y las dos, cuando hacía falta, para ejercer de pivote con el balón en poder del conjunto madridista.
Habría salido a hablar si su equipo hubiera perdido. Sabía que había críticas a su alineación —«ha tirado la Liga», decían los aficionados al principio— y no le habría dejado ese marrón a Karanka. La goleada permitió que el segundo técnico explicara las razones de un éxito que muchos no esperaban. «El partido era bastante más importante de lo que parecía, por el tropiezo sufrido ante el Sporting. En un campo complicadísimo hemos sacado los tres puntos y ahora vamos a pensar primero en el Tottenham y luego ya nos centraremos en el Barcelona». Asumía que los tambores de guerra estaban preparados al conocer el once inicial. Contaba con ello. «Podía parecer que no nos importaba la Liga y sabíamos que con la alineación muchos pensarían eso, pero los jugadores han demostrado que aquí no hay suplentes, ha quedado patente. Todos están capacitados para jugar en el Madrid. Y ahora, la Liga se ha puesto muy interesante».
En efecto. El Real Madrid puede presionar al Barcelona si le vence en el clásico del día 16. Después de tanto sufrir, a remolque de los azulgrana, la victoria de San Mamés irradió un aura de optimismo en la expedición. El rendimiento de Kaká, Pepe, Albiol, Garay y Di María añadía tintes de moral suprema en el equipo.
Kaká es grande
La eficiencia de Pepe como medio centro fue subrayada por Karanka. «Ha hecho un magnífico encuentro. Demostró lo que el míster ya sabía, que puede jugar ahí cuando quiera». Pero el segundo preparador tiene una debilidad: Kaká. Necesita apoyo externo y Aitor está centrado en dárselo para recuperar a todo un Balón de Oro: «Ricardo ha hecho un partidazo. Jugó muy bien. Y lanzar los dos penaltis, con la responsabilidad que tenía, lo ha hecho de una forma sensacional. Es un grande».
Dejó para el final al hombre que representa el espíritu indomable del Real Madrid. El profesional que fue la clave de la goleada. «Di María ha rendido como siempre, al más alto nivel. No sabe bajar de ritmo. Tenía el riesgo de recibir una cartulina y no poder enfrentarse al Barcelona y jugó sin medias tintas. Lo da todo y ha sido, en efecto, un hombre decisivo».
Había un madridista enfadado: Esteban Granero. Sufrió una amonestación muy rigurosa, en un balón que daba origen a una acción de gol, y el árbitro le mostró la amarilla. «El Pirata» No podrá disputar el clásico del día 16. «Ha sido injusta. Me llevé un balón que era jugada de gol y no solo me la anularon, sino que me sancionaron y me dejan sin poder enfrentarme al Barcelona». El Real Madrid medita recurrirla.






