En la achicharrante matinal de Barcelona, repleta la ciudad deportiva de Sant Joan Despí porque el entrenamiento del primer equipo se solapaba con partidos del femenino y del juvenil, se habla en las tertulias del diluvio de clásicos que asoman a la vuelta de la esquina. Empieza el sábado la feria de los Barça-Madrid o Madrid-Barça, repetidos en el Bernabéu, en el Camp Nou y también en Mestalla con la Copa del Rey como excusa, y la gente se olvida de que esta semana hay Champions de por medio, un escollo para los dos gigantes ya que en la ida lo dejaron todo casi resuelto. Pero que nadie se atreva a vender la piel del oso antes de cazarlo, no al menos en Barcelona, pues Pep Guardiola traslada su exceso de prudencia y sus alumnos recitan el discurso casi con las mismas palabras.
La expedición sale esta misma mañana hacia Donetsk, ciudad minera que espera reñida con el mercurio. La primavera no es tan plácida en Ucrania, a seis grados de máxima estos días, y el Barcelona compite con la meteorología y con un viaje incómodo que se alarga durante cuatro horas. Por la tarde, sesión de entrenamiento en el recinto del partido y ruedas de prensa de Pep Guardiola y Seydou Keita en la que está prohibido hablar del Madrid.
Silencio sepulcral
Desde el pasado jueves, el Barcelona se ha encerrado en sí mismo, canceladas todas las entrevistas personales y medidas al máximo las palabras porque al entrenador azulgrana no le gusta que se active el altavoz y se descentre el grupo con dimes y diretes. «Tenemos una buena posibilidad de ganar en Madrid e iremos a por todas. Es un partido difícil, no sabemos qué pasará, pero iremos con ganas», confesó Pedro sin que su frase merezca mayor atención. Nadie piensa en blanco.
A vueltas con Guardiola y su estado anímico, seco como pocas veces después de la ida ante el Shakhtar y agitadísimo en la banda el sábado durante la visita del Almería, el técnico ha recordado a su grupo el cruce que emparejó al Barcelona con el Betis en la Copa del Rey.
Quedó todo resuelto en el Camp Nou, un 5-0 incontestable, pero el orgullo verdiblanco floreció en Sevilla (3-1). «La eliminatoria no está sentenciada, en noventa minutos puede pasar cualquier cosa. Ellos tienen un equipo muy fuerte con jugadores rápidos y físicos como Douglas Costa o Luiz Adriano. Tenemos que recordar los que nos pasó en la Copa del Rey contra el Betis. No nos podemos fiar de ningún equipo y menos del Shakhtar», apunta Pedro, uno de los veinte convocados para viajar a Donetsk (16 del primer equipo, cuatro del filial).
En el Shakhtar, desolador panorama en defensa: Chygrynskiy está descartado y Rat sancionado. Lucescu insiste en que no hay nada que hacer y asegura que la eliminatoria está poco menos que perdida. Habrá que ver si lo piensa de verdad.
