Con el sector en pie de guerra y tras el inesperado varapalo del asesor sanitario de Artur Mas, Miquel Vilardell, el consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz, tuvo que reaccionar ayer ante un nuevo frente después de que la ministra de Sanidad, Leire Pajín, cuestionara desde Cataluña las medidas de contención que su departamento está planteando para hacer frente al déficit presupuestario.
Pajín echó más leña a un fuego que se aviva día a día con las denuncias y protestas de profesionales y pacientes—hoy hay previstas varias manifestaciones contra el «tijeretazo»—, algunos de los cuales ya han experimentado por sí mismos los efectos de los recortes. La ministra, que ayer se desplazó a Sant Feliu de Buixalleu (Gerona) para visitar las instalaciones de los laboratorios Ferrer, pioneros en la fabricación de dosis individuales de medicamentos, criticó sin tapujos los ajustes perfilados en la sanidad catalana.
«No todos recortan igual» «No todos los gobiernos recortan igual», dijo la ministra, y añadió que «si tuviera que elegir entre eliminar el impuesto de sucesiones o recortar en sanidad», ella «lo tendría muy claro». «Todos pasamos por momentos difíciles, pero no todos recortamos en lo mismo», dijo Pajín y puso como ejemplo a su ministerio.
«Mi apuesta y la del presidente Zapatero es que no hayan recortes en el estado de bienestar», afirmó la ministra e hizo hincapié en que «se pueden tomar medidas de ahorro y eficiencia que no van en detrimento de la calidad de la sanidad pública». Una de las que defiende su ministerio son los envases de medicamentos monodosis, una fórmula de la que Cataluña es pionera. Precisamente ayer, la titular de Sanidad del Gobierno puso en marcha simbólicamente la distribución de estos nuevos envases en la planta de Ferrer, que ya ha hecho llegar a las farmacias paracetamol e ibuprofeno en dosis individuales.
Mientras la ministra defendía desde Gerona fórmulas de ahorro poco invasivas, el consejero Ruiz comparecía ante los medios tras la reunión del gobierno catalán y replicaba a su homóloga en Madrid afirmando que «si tan preocupada está por la sanidad catalana, que luche por los 1.400 millones que el Estado adeuda a Cataluña». Además de replicar a la ministra, el consejero respondió también al toque de atención que le dio el presidente del Colegio de Médicos, Miquel Vilardell, quien pidió que se detengan las medidas planteadas y «se ponga a cero el contador».
Atención «blindada» Ruiz dejó claro que quien tiene la última palabra es la Generalitat, aunque calificó de «respetable» la opinión de Vilardell. Aseguró también que el gobierno catalán blindará de los recortes a «la asistencia primaria, la atención a enfermedades graves y las urgencias. Desde el sector, médicos y profesionales sanitarios consideran «imposible» reducir sus presupuestos hasta lo marcado por el Govern sin que impacte en la asistencia y sin que se recorten los servicios. Hoy airearán sus protestas en Barcelona.






