Max Irons en «Caperucita Roja»
A sus 25 años, Max Irons entra por la puerta grande de la industria acompañando a Amanda Seyfried en una nueva y terrorífica versión de «Caperucita Roja» producida por Leonardo DiCaprio y dirigida por Catherine Hardwicke («Crepúsculo»). El hijo de Jeremy Irons, que el año pasado fue imagen de Mango, siendo sustituido por Piqué, interpreta al rico heredero elegido para casarse con Valerie, una bella joven conocida por su vestido rojo con capucha. Pero todo se trastoca cuando un licántropo irrumpe en el pueblo. Modelo, actor e hijo de Jeremy Irons y Sinead Cusack, Max vive entre Londres y Los Ángeles, donde reside su novia, la actriz australiana Emily Browning («Sucker Punch»).
–¿Cómo afrontó encarnar al protagonista masculino en esta versión del cuento, entre fantástica y romántica?
–Me limité a seguir el guión y las instrucciones de la directora. Si eres un novato como yo es lo mejor que puedes hacer. Intenté concentrarme al máximo en mi personaje, en lo que siente por Valerie y en la maldición que les rodea. Fue una locura porque casi nos faltó tiempo y muchas veces terminábamos la jornada de rodaje a la carrera.
–¿Le ha abierto muchas puertas el apellido Irons?
–Bueno, es cierto que me invitaron a muchos castings. Pero, una vez pasada la prueba, si no vales como actor el apellido no sirve de mucho.
–¿Pensó en cambiárselo?
–Hubiese sido absurdo porque, con internet y las redes sociales, todo el mundo hubiera sabido tarde o temprano quiénes son mis padres. Además, no me avergüenzo de mi apellido, ni pretendo utilizarlo para obtener privilegios. Estoy siguiendo el camino de mi padre, pero mi carrera la haré a mi manera.
–¿Le dio Jeremy algún consejo antes de estrenarse en el cine?
–Sí. Me pidió que prestara atención a todo lo que estaba haciendo, que no se me olvidara que yo era un actor y que, durante el rodaje, nada más me importase que la interpretación. Me sugirió que disfrutara y no me tomara a mí mismo demasiado en serio. La verdad es que mis padres encajaron con mucha precaución mi decisión de convertirme en actor, y me confesaron que solo un 0,1 por ciento termina disfrutando del éxito. Ellos no se meten en mi carrera, aunque de vez en cuando mi padre me advierte sobre qué puedo esperar de una ciudad como Los Ángeles (risas).
–¿Es difícil seguir los pasos de sus padres y sus abuelos, también actores?
–Su presencia en mi vida y su legado no hace que mi carrera sea ni más fácil ni más difícil. Me ha costado llegar a esto, ya que además soy disléxico. Pero he pasado por unas cuantas tablas teatrales y, sinceramente, creo que el nepotismo no existe en el cine. Nadie me va a dar un papel por ser hijo de Jeremy Irons. Se invierte demasiado dinero y reputación en el cine como para correr riesgos innecesarios con alguien que no encaja en un personaje.
–¿Siempre quiso ser actor?
–No, durante un tiempo quise ser piloto, bien del ejército, bien comercial. Al final me decanté por el oficio familiar, por así decirlo. Espero encarnar a un aviador en el futuro para desquitarme.
–¿A qué actores admira?
–Mi ídolo es James Dean. Me gusta la confianza en sí mismo que desprende y ese aire rebelde. De la época actual me quedo con Johnny Depp. Ambos son tipos que no temen expresarse a través de sus personajes. Son valientes, toman decisiones arriesgadas y la gente, aunque les considera un poco locos, les acepta y admira. Bueno, y el que más me ha inspirado es mi padre, naturalmente.
«Caperucita Roja»
Directora: Catherine Hardwicke. Intérpretes: Amanda Seyfried, Max Irons. Nac.: EE.UU., 2011. Duración: 100 minutos. Web: www.redridinghoodmovie.com. Hoy viernes 15, estreno.
