Se lamentó al instante. Se regañó a sí mismo. Sabía que no debía haber metido la pierna. Debería haber esperado para tapar el hueco. Un exceso de adrenalina le hizo precipitarse y caer en la única trampa que debía evitar: la amonestación. Ricardo Carvalho llegó tarde a un balón en una incursión de Huddlestone por la zona derecha y sufrió la cartulina amarilla que le impedirá enfrentarse al Barcelona en el partido de ida de semifinales. Será una baja importante para José Mourinho. Aunque el técnico cuenta con Sergio Ramos, Albiol y Garay como posibles centrales que acompañen a Pepe en el duelo europeo del Bernabéu, la ausencia de Carvalho dejará a la defensa blanca sin el hombre que mejor se compenetra con el otro «stopper» portugués.
Era el riesgo que Mourinho adquirió al alinear inicialmente a cuatro de los cinco hombres que estaban amenazados de suspensión: Sergio Ramos, Albiol, Cristiano y Carvalho. Dio descanso a Di María. El entrenador utilizó casi todas sus figuras. No se fiaba del 4-0 del encuentro de ida. Sabe por experiencia que los equipos ingleses se crecen si marcan pronto. Quiso evitar cualquier atisbo de peligro. Los británicos intentaron forzar penaltis constantemente en busca del milagro. Ramos y Albiol, dos advertidos de suspensión, vivieron esas jugadas polémicas. No hubo sanción. Y Cristiano Ronaldo, con su sexto gol en la Liga de Campeones al cabo de diez partidos, acabó con el morbo.
El goleador del Real Madrid recibió una buena ayuda del guardameta local, Gomes. El disparo de Ronaldo dobló las flojas manos del portero y penetró en las redes. Era el tanto número 40 del rematador luso en 45 encuentros: 28 en Liga (28 partidos disputados), seis en Europa (diez) y seis en Copa (siete). Persigue las cifras de Messi, que lleva 48 en 46 enfrentamientos. Son dos colosos que medirán sus armas en cuatro duelos para la historia.
El récord madridista de dianas en 45 partidos lo posee Puskas, que consiguió 47 en la temporada 59-60. Los 40 de Cristiano, cincuenta años después, con las tácticas destructivas predominantes en el fútbol actual, tienen mucho mérito.
Ramos, reservado
El acierto de CR7, con la colaboración de Gomes, permitió al entrenador blanco reservar a sus futbolistas «en peligro». Primero quitó a Sergio Ramos. Será el central que sustituirá a Carvalho en la primera semifinal. E inmediatamente sentó a Cristiano. Su goleador había cumplido su misión —«siempre marcamos a domicilio»— y no podía jugarse una tarjeta letal por cualquier provocación. Era el momento de sacar a Kaká, una estrella que recupera paulatinamente su brillo. El brasileño estuvo a punto de anotar en White Hart Lane con un disparo ajustado que Gomes, esta vez, sí repelió bien.
Benzema reapareció en el cuarto de hora final. La lesión con la selección gala, hace dos semanas, cortó su mejor racha en el club. El técnico espera que el francés vuelva a obtener su mejor nivel físico en estos cuatro cara a cara con el Barcelona. Le ha cuidado con esmero ante la llegada de la hora de la verdad.







