La inflación continúa su particular escalada y en abril, pese al práctico estancamiento de la economía y la caída de las ventas y el consumo, los precios continuaron subiendo. Según el indicador adelantado del IPC hecho público ayer por el Banco de España, la tasa anual de inflación subió dos décimas en este cuarto mes del año hasta situarse en el 3,8%, la cifra más alta desde septiembre de 2008.
Según Estadística, han sido los alimentos y la subida de precios en los viajes organizados, ante la alta demanda de la Semana Santa, los que explican el repunte de abril. No obstante, en la tasa anual todavía tiene mucho peso tanto el fuerte alza de la cotización del petróleo como el impacto de las subidas de impuestos indirectos: el IVA y el tabaco. De ahí que el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, confíe en que a partir de junio o julio, cuando se elimine el impacto de la subida del IVA, la inflación comience a moderarse.
Pese a las elevadas cifras de inflación, sólo en abril los precios subieron un 1,3% respecto a marzo, el secretario de Estado rechazó que estemos en un proceso de estanflación —inflación sin crecimiento— porque argumentó que, aunque de forma débil, España está creciendo.
El IPC armonizado, que mide la inflación teniendo en cuenta la misma cesta de la compra y con las mismas ponderaciones en toda la zona euro, se situó en abril en el 3,5%, ligeramente por debajo del dato nacional. En la eurozona, el alza de precios también repuntó dos décimas hasta el 2,8%, con lo que el diferencial de inflación de España con sus socios europeos se mantiene en siete décimas.
Y los expertos advierten que con la inflación europea rozando el 3%, casi un punto por encima del objetivo de estabilidad de precios fijado por el Banco Central Europeo (BCE), el 2%, parece casi inevitable que en los próximos meses haya nuevas subidas de los tipos de interés oficiales, que este mes de abril ya se elevaron en 0,25 puntos, hasta el 1,25%.
