El entrenador del Real Madrid no acudió al estadio del Barcelona, según se filtró desde fuentes oficiosas del club. No podía admitir que un hombre de la UEFA le estuviera marcando como si fuera un niño pequeño y prefirió quedarse en la habitación del hotel. Era una situación ridícula que un "vigilante" del máximo organismo del fútbol europeo le estuviera mirando durante 90 minjutos para comprobar si llamaba por teléfono a Karanka o a sus ayudantes portugueses para dar órdenes. Si quería darlas, lo podía hacer directamente o por segundas personas desde el hotel, salvo la UEFA ponga un camarero que quiera entrar a la habitación para hacer de espía. No se le esperaba..
Se quedó en su cuarto por una razón clara: ¿Qué profesional de la UEFA iba a saber si las llamadas telefónicas en el intermedio o en pleno partido procedían de un hotel o de otro sitio?
El técnico blanco evitó así ser perseguido por las cámaras televisivas, que intentarían grabar cualquier movimiento para especular si estaba dando consejos a otras personas que se comunicarían con Karanka. No deseaba ser objeto de películas de ficción.







