Feria de Abril

Feria de Abril

E-lecciones de albero

Lento compás en el campo de Los Remedios, que ajeno a la campaña electoral mantuvo el pulso de la Feria de abril en mayo. Cielo encapotado, brisa suave, y medida en el paseo de caballos, en las casetas y en el albero. Medida

Día 07/05/2011 - 01.03h

Comenzó la campaña electoral y la feria se mantuvo ajena. Feria y elecciones o lecciones de feria a quien quiera dar lecciones de política en el real, que ya habrá tiempo hasta el 22 de mayo para carteles, candidatos y elecciones, que hoy sigue la Feria de abril en mayo. Sevilla está en Feria y el real sigue ambientado, aunque los observadores privilegiados que vigilan el ir y venir de los sevillanos desde sus taxis aseguran que este año hay menos gente en el campo de Los Remedios, ellos lo saben bien, porque desde que empezó la crisis no paran de hacer cuentas y más cuentas.

Hay crisis y quizás por eso los sevillanos no dejan de ir a la Feria y el viernes así lo demostró, aunque a un lento compás. Se va comido de casa, se llega después o se recoge uno antes, pero el albero es parte de la sangre del feriante que respira por sevillanas y se embelesa con el paseo de caballos a la sombra de los farolillos. Por eso, por lo que cada uno sabe y por lo que puede venir después, los sevillanos volvieron ayer al real a coger impulso para el resto del año y a desahogar taconeando en el tablado lo que no quieren quedarse dentro. Y por sevillanas, —baila gitana, dice la copla— siguieron vibrando ayer las casetas cubiertas de rayas, sobre todo a partir de la caída de la tarde.

Tras la pegada de los carteles de la madrugada del viernes, los políticos no se prodigaron ayer demasiado por la Feria y a parte de las recepciones que las delegaciones de Movilidad, Seguridad e Infraestructuras para la Sostenibilidad dieron en la caseta municipal, a las que asistieron el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, en sus últimos días de Gobierno y el candidato de IU Antonio Rodrigo Torrijos, sólo se vio pasear por el real al candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, ya que el del PSOE, Juan Espadas, no se prodigó por el albero.

Tras asistir a la recepción en la caseta municipal y saludar al alcalde, Zoido aprovechó para visitar las casetas de las casas regionales de Jaén y Granada, lo que le llevó varias horas porque era difícil que diera un paso sin que los feriantes salieran de las casetas para estrecharle la mano, llamándolo ya alcalde. Acompañado por sus concejales Gregorio Serrano e Ignacio Flores y por el flamante número dos Javier Landa, feriante de pro según confesó, el candidato popular paseó por el real y refirió orgulloso que dos grupos de vecinos de las Tres Mil Viviendas lo habían parado por la calle para asegurarle que tendrá sus votos. Ése fue el único toque electoral del viernes de farolillos, primer día de campaña.

El viernes es día de cambio; es un punto de inflexión en la Feria de Sevilla, cuando tradicionalmente los que pueden compatibilizar el trabajo con el disfrute de la fiesta están saturados de pescadito frito, de paseo de caballos, de «coches locos» y de chocolate con churros y prefieren quedarse en casa descansando o, quien puede, cambiar de aires a otros más salobres. Ahora que se va, sería pecado olvidar aquel año que el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, animó a los sevillanos a marcharse a las playas para dejar sitio a los visitantes de fuera. ¡Cómo si a los sevillanos feriantes haya quien les tenga que decir cuándo tiene o no que ir a la Feria! Soberbia de aquellos años en los que parecía que el sitio de Tablada se iba a quedar pequeño, de antes de que la dura economía redimensionara casi todo, hasta la cabida de las hectáreas del real. Ayer no hizo falta más espacio en la Feria, estaba en lo justo, en su medida; ya el Metro lo cantaba entre las 12, la 1 y la 2, como dice la sevillana. Los vagones iban llenos pero sin los agobios de los días anteriores cuando las ansias de fiesta se transformaban en bulla agobiante para llegar a las casetas y también dentro y fuera de ellas. Para disfrutar de la Feria de abril en mayo sin barullo, el viernes; lección de feria.

De modo que la Feria continuó el viernes alimentándose de los incansables, de los incombustibles presidentes de las peñas y de las pandillas de jóvenes que exprimen en el real la edad de la primavera interminable. A ellos se unieron los sevillanos que aprovechan el fin de semana de fiesta, los de fuera y los de dentro, y empezaron a coger sitio en las sillas de enea de las casetas.

Por la mañana, los toldos estaban aún echados sobre las barandas y el único trasiego dentro de las casetas era el del puchero y la recarga de bebidas. Tranquila. La mañana no empezó el viernes hasta bien pasado el medio día y transcurrió con almuerzos reposados en casetas sin música para propiciar la tertulia y concentrar la atención en el paseo de caballos, con menos caballos que otros años, pero un buen número de coches, ayer fueron los pares. Las calles más largas —Gitanillo de Triana, Joselito el Gallo, Juan Belmonte y Pascual Márquez— son las más lucidas para el paseo de caballos, que frecuenta menos las que están más cerca del río: Rafael Ortega, Ignacio Sánchez Mejías, Manolo Vázquez y Curro Romero, aunque algunos coches se veían también allí a las puertas esperando durante la hora del almuerzo. Las que no faltaron desde primeras horas en los alrededores de la Feria, especialmente en las calles de Los Remedios que llevan hasta el real, fueron grupo de mujeres inmigrantes cargadas con sus hijos para mendigar entre los feriantes. Mendicidad, asignatura pendiente en la Feria de Sevilla, donde la prohibición de hacer el botellón en la Portada y la contraportada no ha acabado con la bebida en la calle, que sigue viéndose sobre todo en la calle Espartero, lindando con Los Remedios.

Y en el real los tradicionales fotógrafos del caballito de cartón paseaban más que otra cosa ante la falta de clientela, mientras miraban de reojo a los Bob Esponjas y payasos que porfiaban tratando de vender espadas y perritos de globos por ¡sólo la voluntad!, para el desaliento de las gitanas que venden claveles, cada vez menos y con oferta de dos por un euro. La Feria de abril en mayo cogió ritmo el viernes entrada ya la tarde, el ritmo que se hace con el compás lento del goteo de flamencas y las casetas se volvieron a llenar por dentro y por fuera por mor de la ley antitabaco, ésa que se cumple cuando los socios tienen ganas de tomar el fresquito, que no faltó ayer bajo los farolillos amenazados por la lluvia que está prevista caiga en la mañana de hoy. Y al recogerse el paseo de caballos en las casetas se arrancó el baile por sevillanas, el que las niñas aprendían unas de otras en los corrales cuando el real estaba en el Prado y el mismo que ahora se enseña ya por internet, claro que hasta el algodón dulce siempre ensartado en un palo se vende ahora envasado para llevar. Al llegar la noche se iluminó la portada azul y un fallo en un fusible hizo que la parte central se encendiera unos minutos más tarde.

Y con elecciones, con internet y con ley antitabaco, ahí sigue la Feria, ayer al lento compás, como las sevillanas de Los Romeros de la Puebla.

Agua matinal para asentar el albero al final de la Feria

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