Feria de Abril

Feria de Abril / tiempos de Feria: La veteranía

«¿Mi horario de Feria? Mañana, tarde y noche»

Purificación Saldaña. Jubilada

Día 08/05/2011 - 07.38h
«¿Mi horario de Feria? Mañana, tarde y noche»
felipe guzmán 

Es una de las abuelas de la Feria en activo. Tiene 86 años y en su almario rebullen muchos abriles y mayos inolvidables. Vestirse de gitana continua siendo para ella todo un rito.

—Señora es usted digna de admiración. Los hay que con cincuenta años se retiran de la Feria por sentirse mayores ¿Lo puede usted entender?

—No, en absoluto. Tengo las mismas ganas e ilusión de ir a la feria que hace muchos años. No se si es un don. A mí me gusta la Feria, me animo, si tengo alguna cosilla no me acuerdo y me voy para donde tenga que irme.

—No me quiero imaginar cómo sería usted con cincuenta años viendo la disposición que tiene con 86 para no perderse una…

—Pues a lo mejor estaba más retraída. Las circunstancias de la vida no son siempre iguales.

—Debo entender que es para usted la Feria el mayor espectáculo del mundo…

—Sin duda. Hay alegría, cante, baile, color. Un auténtico espectáculo.

—¿Se le hace complicado llegar hasta la Feria?

-No, vivo en Los Remedios y me pilla cerca.

—Si viviera más alejada iría menos…

—Posiblemente no lo haría con la frecuencia de ahora. Ahora bajo por la mañana, como en la Feria, si me apetece vuelvo para casa, descanso y vuelvo a irme para la caseta.

—Tengo entendido que va con sus hijos. ¿Han salido todos iguales de feriantes que usted?

—A todos les gusta la Feria y aprovechan los momentos en los que el trabajo se lo permite para ir.

—O sea que os juntáis todos en la caseta y formáis un grupo flamenco de mucho cuidado…

—(Risas) Así es, como usted dice. Hijos, nietos y abuela. Todos nos juntamos en la caseta, bailamos, comemos y nos divertimos.

—Quiero pensar que, lógicamente, ya baila menos que antes…

-Si, ahora me canso y no puedo bailar. Pero contemplo y disfruto viéndolos bailar.

—¿Pero canta y jalea con el mismo entusiasmo de siempre?

—Hombre, las fuerzas se agotan pero yo sigo hasta que tocan retirada.

—A todo esto, usted es cordobesa ¿verdad?

—Si, si.

—¿Y ya no va por las Cruces, con lo hermosas que son?

—Alguna vez, pero pocas. Tengo familia en Córdoba y voy alguna que otra vez. Me gustan las Cruces y también la Feria de Córdoba.

—No es por comparar pero las Cruces tienen mucho encanto. ¿Por qué prefirió usted la Feria sevillana?

—No sé. Quizás me he hecho más a Sevilla. Cuando vivía en Córdoba las Cruces tampoco eran como ahora. No tenían la fuerza ni la brillantez de ahora.

—¿Cuál es su horario preferido en la Feria?

—Mañana, tarde y noche. Me da igual. La Feria me da mucha alegría. Que es lo único importante que nos da la vida.

—¿Suele pasar por el chocolate y los churros para despedirse de la Feria?

—No, no eso no. De nunca. No ha sido mi costumbre.

—¿Continúa vistiéndose de gitana?

—Sí, después de varios años de no hacerlo llevo cinco vistiéndome.

—¿Quién la viste?

—Mis hijas. Y tengo que decirle que no ha variado nada desde que yo era niña. Los trajes y las flores se colocan igual.

—¿Cuál es a su juicio lo más difícil de llevar de un traje de gitana?

—No lo sé. A mí no me resulta difícil llevar un traje de gitana,

—¿Qué tipo de trajes son los que más le gustan: los de colores lisos, los de lunares, los de colores atrevidos, los cortos sobre la rodilla, los largos…?

—Los de lunares y los estampados. No sé por qué me gustan. Pero quizás me gusten porque son los que veo más auténticos.

Un día inolvidable

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