Tres años después del estallido de la crisis, las insolvencias de empresas y familias no solo no disminuyen, sino que marcan nuevos máximos. Los expertos argumentan que muchas compañías han estado aguantando el chaparrón, a la espera de la recuperación de la actividad y de conseguir crédito para refinanciar sus deudas, pero finalmente no han podido soportarlo más y han tenido que declarar concurso de acreedores. Y eso es lo que reflejan las cifras hechas públicas ayer por el INE. El número de empresas y particulares que se declararon en concurso de acreedores en el primer trimestre marcó un récord al alcanzar las 1.803 en el primer trimestre, un 5,9% más que en el primer trimestre del año anterior.
Casi un tercio de los concursos correspondieron a la construcción y promoción de viviendas, frente a un 20% de empresas energéticas o industriales, y el 15,7% del comercio.
Por comunidades autónomas, Cataluña fue con diferencia la que concentró el mayor número de concursos, casi el 25%, 411, seguida de Comunidad Valenciana, 267 y Madrid, 211.
Enrique Bujidos, socio de PwC explicó a Efe que la cifra histórica de insolvencias «es fruto de la agonía de muchas compañías que han sobrevivido en los últimos años a las dificultades económicas pero que ya atravesaban una crisis brutal». Para Leopoldo Pons, presidente del Registro de Economistas Forenses, la cifra demuestra que «la crisis que vive España es de largo alcance».
